lunes, 4 de diciembre de 2017

A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, de Manuel Chaves Nogales

                A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, es una novela histórica del periodista y escritor de origen sevillano Manuel Chaves Nogales. Fue escrita en 1937, cuando el autor ya se había ido de España, apartándose de la barbarie en que se había sumido el país.
                El tema de la novela no es otro que la Guerra Civil española. Por más que todos los bandos se inclinen a describir lo heroico y bienintencionado de sus acciones, en esta novela se ven claramente las miserias, la vergüenza y el sufrimiento que ese episodio tuvo para el país. Y el autor lo hace desde la equidistancia, sin tomar partido por uno u otro bando, mostrando hechos concretos de ambos bandos sin dar valoraciones, dejando que el lector sea el que saque las conclusiones. Sin embargo, en el excelente prólogo de la novela, ya se advierte que, aunque algunos personajes y localizaciones se han alterado, los hechos ocurridos son verídicos, y es justo ahí donde está el incalculable valor de esta obra.
                La novela, de 328 páginas, se compone de nueve historias, cada una con su propio tema, escenario y personajes. Al final de la lectura, es fácil hacerse una idea global de qué estaba pasando en todo el país, extrapolando lo que en la novela se describe a otras localizaciones.
                El narrador es omnisciente, y en cada historia va enfocado en uno de los personajes, el protagonista de la historia. En cuanto a los personajes, los hay de lo más variopinto, tanto los protagonistas como los secundarios. Son ellos la fuente de la tensión que impregna todas las historias, aparte del ambiente, esa permanente amenaza de que no “detecten que eres del otro bando” que flota en varias historias. Las localizaciones no están tan bien definidas como las gentes que ahí habitan, pero no es un punto importante, y menos aun sabiendo a posteriori que escenas como las que autor narra se dieron a la misma vez por distintas localizaciones en todo el país.
                El estilo neutro con que se narra la historia añade un punto de realidad histórica que se debe catalogar como crudo, ya que los hechos mostrados son duros. Hay multitud de escenas impactantes. La fluidez de la narración junto con la incertidumbre de a dónde va a parar la historia, han hecho que devore esta novela sin apenas percatarme de que se había acabado. Y es de las que dejan huella, os lo aseguro.
                La grandeza de esta novela es la de haber sido escrita cuando la guerra aún no había acabado, ya que, tal como dice el autor: “El resultado final de esta lucha no me preocupa demasiado. No me interesa gran cosa saber que el futuro dictador de España va a salir de un lado u otro de las trincheras”. Esa imparcialidad y esa decisión de no tomar parte por uno u otro bando, denunciando la “estupidez y crueldad” de ambos bandos, es lo que queda impregnado (que no explícitamente escrito) en cada una de las historias que componen esta novela.

                Tanto al que disfrute con la novela histórica como al que le interese conocer parte de ese periodo histórico de España, no quedará defraudado con esta obra. La recomiendo.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Pantaleón y las visitadoras, de Mario Vargas Llosa

                Pantaleón y las visitadoras es la segunda novela que leo del peruano Mario Vargas Llosa. La otra que había leído, La guerra del fin del mundo, fue hace años, aún no había recibido el autor el premio Nobel de 2010, y aunque no recuerdo los detalles técnicos con precisión, sí que recuerdo parte de la historia y la buena impresión que me dejó. Tras varias recomendaciones para leer otra de sus obras, me decidí por ésta. Veamos qué he encontrado.
                La novela fue publicada en 1973. Consta de 392 páginas. Está ambientada en Perú, y aunque hay referencias a la capital, Lima, la mayor parte de la historia tiene lugar en Iquitos, una población a la orilla del río Amazonas, y sus alrededores.
                La historia comienza cuando el protagonista, Pantaleón Pantoja, es ascendido a capitán del cuerpo de Intendencia, y se le asigna, dada su eficiencia e impecable hoja de servicios, una “delicada” misión: la de desplazarse a Iquitos, cerca la región fronteriza ubicada en el entorno del Amazonas, para poner solución a los desórdenes organizados por los militares de la zona y sus interacciones con el género femenino de la zona. Para ello, al protagonista se le ordena la creación de un grupo de “visitadoras”, es decir, prostitutas, que disminuyan la fogosidad de los militares desplegados. Todo ello con la mayor discreción posible.
                Sin dar muchos detalles del entorno físico, aparte de la enumeración de localizaciones, el autor se centra en el entorno humano, y al finalizar la lectura, queda más patente en el lector la cultura y forma de vida de la gente que aparece en la novela que el lugar en el que habitan.
                La narración es en tercera persona, generalmente centrada en el protagonista, pero también está compuesta de informes militares, programas de radio… y en cuanto al estilo de la narración, es el punto más controvertido de esta novela. El uso de diálogos que cambian en cada párrafo, no sólo de personajes, sino también de ubicación e incluso de tiempo, cambios que ocurren sin previo aviso, donde no se tiene un contexto, y donde no se sabe quién está hablando (aunque se indica después a mitad del párrafo), a mí personalmente me ha resultado confuso y difícil de leer, porque me obligaba a repasar lo leído una vez sabía quién hablaba y sobre qué y cuándo lo hacía. Desde mi punto de vista, hace que un lector poco concentrado pierda detalles sobre la historia. Y ello teniendo en cuenta que otro recurso muy usado por el autor en esta obra es la de dar mucha información en muy poco espacio, lo que hace que, si alguien se pierde en la lectura, toda esa información concentrada no se asimila. Salvo por ese detalle, el estilo me ha gustado. El lenguaje militar, mezclado con el lenguaje periodístico y radiofónico, está muy bien logrado, y generan un ambiente muy realista.
                Los personajes son el punto fuerte de esta historia. Partiendo del protagonista, que pese a ser un cliché (militar eficiente, obediente con las órdenes, disciplinado, centrado en su misión), los personajes secundarios son proxenetas, prostitutas, militares y gente del pueblo llano. Muy bien definidos, tanto individualmente, a los que dedica su atención el autor, y también cuando están definidos como grupo.
                He leído en muchos sitios, incluso comentado por el propio autor, que el humor está presente en toda la novela. Sin embargo, yo no lo he encontrado. Reconozco que hay situaciones inverosímiles, diálogos y actuaciones que pueden parecer graciosas, pero yo he sentido con más fuerza el trasfondo de la historia, la realidad que hay detrás de esos hechos. Quizás esas situaciones llevadas al absurdo o a la exageración es la parte “humorística” que se comenta, pero en mi caso, como digo, no ha habido carcajada, sino reflexión sobre los hechos, por exagerados que fueran.
                Salvando, como he dicho, la confusión que pueden generar los saltos de la trama, reconozco que la novela es muy entretenida, la historia engancha, y el protagonista… es difícil no cogerle cariño. Y una vez acabada la lectura, quedan flotando por mi cabeza reflexiones sobre la doble moral que se pone de manifiesto en la novela, y que tanto impera no sólo en esa parte del Amazonas, sino en todo el mundo. Y otra reflexión aún mayor: que hacer las cosas de la mejor manera posible, no sólo no es garantía de éxito, sino que se puede llegar a conseguir lo contrario de lo que se pretendía. Y esta historia es un buen ejemplo de ello.

lunes, 6 de noviembre de 2017

El silencio de la ciudad blanca, de Eva García Sáenz de Urturi

                El silencio de la ciudad blanca es la primera parte de una trilogía de la que actualmente (2017) hay publicadas 2 novelas, ésta y Los ritos del agua. La primera parte, de la que trata esta reseña, tiene 480 páginas. La autora es Eva García Sáenz de Urturi, y esta es la primera obra suya que pasa por mis manos.
                Se trata de una novela negra. Como todas las obras del género, tiene los ingredientes típicos de este tipo de historias (crimen, criminal/es, investigador/es, etc.). Sorprendente que partiendo de los mismos ingredientes de siempre, no paren de salir recetas buenas continuamente, como es este caso. Pero analicemos algo más los detalles:
                La narración principal es en primera persona, desde el punto de vista del protagonista, que es el investigador Unai López de Ayala, conocido como Kraken. La trama principal transcurre durante 2016, pero hay algunos capítulos que saltan varias décadas al pasado, a otros personajes secundarios que vivieron hechos relevantes con lo sucede en el presente de la historia. Así, la trama está partida en dos periodos temporales distintos, que al final confluyen en una única historia.
                Los personajes, tanto principales como secundarios, son algo arquetípicos, y no están excesivamente desarrollados, pero encajan perfectamente dentro de la novela y cumplen su función.
                El ambiente es uno de los aspectos más mimados en esta novela. La historia transcurre íntegramente en la provincia española de Álava, y principalmente en la capital, Vitoria. Las continuas alusiones a su geografía, sus pueblos, su gente, y su cultura, son un continuo a lo largo de la historia. Pese a que no conozco la zona (de momento), se nota la intención de la autora de dar a conocer su tierra, y lo logra encajando una buena historia policíaca en ese entorno bien conocido por ella.
                La narración en primera persona permite dosificar la información sobre el caso, con lo que el lector va descubriendo detalles del caso conforme avanza la investigación, así como detalles sobre quién es el protagonista y los que le rodean. Con el salto al pasado, a otros personajes y otro narrador, se amplía el abanico de información a que el lector tiene acceso. El estilo está basado en el protagonista y su personalidad.
                En cuanto al ritmo, es el adecuado para que la historia transcurra sin tiempos muertos, avanzando continuamente, e incluso precipitándose al final. Eso permite que, aunque no es una lectura corta, el lector avance en la misma casi sin darse cuenta.
                Respecto al caso, es interesante, sin más. La dosificación de la información es adecuada y la resolución es interesante, aunque no apoteósica. Si esta historia está encajada dentro de otra más amplia que se desarrolle a lo largo de la trilogía (tal como sucedía en la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo), entonces la autora logrará mejorar aún más lo que ya de por sí es una buena novela. 

jueves, 5 de octubre de 2017

La maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Díaz

                El autor de origen dominicado Junot Díaz fue galardonado en 2008 con el premio Pulitzer de novela por su obra La maravillosa vida breve de Oscar Wao.
                La historia trata sobre la vida de un dominicano friki e inadaptado de los suburbios de Nueva Jersey, y de su familia más cercana.
                El narrador omnisciente es también uno de los personajes de la novela, cercano al protagonista. Su voz, sin embargo, cambia conforme la historia se centra en un personaje u otro.
                El estilo del autor me ha fascinado. Combina perfectamente el humor con situaciones dramáticas, e incluso trágicas. En un principio, parece una historia simple, de un chaval con unas aspiraciones que van mucho más allá de sus habilidades, y con un lastre genealógico, el fukú, concepto que se explica nada más empezar la novela. Pero pronto surge el entorno en que vive para ofrecer dificultades y problemas, y es ahí donde está el núcleo de la historia. Es de destacar, porque no es muy común, el uso que hace el autor de las notas al pie. Alguna son extensas, son una historia en sí misma, que ayuda no sólo a explicar determinados sucesos, sino que también crean para el lector una imagen vívida del ambiente en que tiene lugar la historia.
                La trama no es lineal. Los saltos entre personajes también suponen a veces saltos en el tiempo, y todo ello ayuda a explicar sucesos presentes, por muy extraños que parezcan. 
                En cuanto a los personajes, son el punto fuerte de esta novela, y diría que también el núcleo de la misma, pues independientemente de los hechos que tienen lugar, lo que más me ha fascinado de esta lectura es cómo están construidos esos personajes. Quienes són, cómo son, qué hacen, por qué hacen lo que hacen… sin duda, el autor demuestra maestría manejando este elemento.
                Si tengo que destacar algún punto que no me haya gustado, sería que al principio hay algunas palabras distintas de entender, ya que se usa mucha jerga callejera y localismos, amén de alusiones al universo friki del protagonista que, si no se está metido en el tema, es difícil de entender. Pero conforme avanza la historia, se pueden deducir significados por el contexto, con lo que ese punto negativo pasa a ser insignificante. De hecho, la explicación de alguna palabra rara y su origen, como por ejemplo “pariguayo”, que no conocía, me ha parecido soberbia.
                En cuanto al ambiente, queda definido por el entorno del protagonista, la vida de una familia de inmigrantes en Estados Unidos, y otros pasajes en la República Dominicana. El tema político es una constante en toda la historia, y la crítica al mismo es feroz, pese al humor con que el narrador lo trata.
                Son varios los temas que se incluyen en esta historia, como la inmigración, la falta de adaptación, la lucha por una vida mejor, la represión durante una dictadura… todos ellos muy bien reflejados.

                En resumen, una novela que merece la pena leer. Literariamente, un estilo fresco y distinto que me ha gustado. No será la única que leeré de este autor, espero que las demás sean tan buenas, o casi.

martes, 5 de septiembre de 2017

Rendición, de Ray Loriga

                Rendición recibió el premio Alfaguara en 2017. Escrita por el escritor, guionista y director de cine Ray Loriga, tiene 216 páginas.
                La narración es en primera persona, desde el punto de vista del protagonista. Con una trama lineal, el lector irá siguiendo los pasos del protagonista a lo largo de la historia. Dicha historia trata sobre una guerra, y sobre cómo, a consecuencia de esa guerra, el protagonista, su familia y sus vecinos se ven obligados a abandonar sus hogares para refugiarse en un lugar que les han habilitado.
                La ambientación tiene lugar en una ubicación no especificada, que podría ser en cualquier parte. También es atemporal, tanto podría ser la época actual como hace cincuenta años. En cualquier caso, no es una información imprescindible, y no se echa de menos, dado el desarrollo de la historia.
                Los personajes, dada la poca extensión de la historia, no están muy desarrollados, salvo el protagonista, que al llevar la voz cantante de la narración, muestra qué tipo de persona es mediante sus reflexiones y acciones. También tienen cierta relevancia en la historia la mujer del protagonista y un hijo “adoptado”. En las primeras páginas se descubrirá el porqué de las comillas.
                El estilo es, desde mi punto de vista, el punto fuerte de esta novela. Está escrita como si una persona de pueblo te contara en un bar cómo le fue durante una etapa de su vida. Su forma campechana de expresarse, junto con su interpretación de lo que vive (cómo lo ve, cómo lo siente, cómo lo interpreta), es lo que hace que esta novela tenga una lectura fluida, con un ritmo que no deja momentos de aburrimiento al lector. Por otra parte, la subjetividad de la narración en primera persona no me ha dejado claro si se está ante la figura del “narrador poco fiable”, ya que hay determinados detalles en la lectura que no me han parecido claros, bien porque el narrador esté engañándome, o bien porque el autor no lo ha explicado lo suficiente.
                Respecto a esta última impresión, me ha sucedido igual con otros aspectos de la historia. Se puede decir que es una novela distópica, cuya elección es acertada para el tipo de historia, ya que mediante metáforas y paralelismos, el autor hace una reflexión sobre múltiples temas, tales como la autoridad, la falta de privacidad, la supervivencia, la paternidad y algunos más. Hasta el propio título es una metáfora. Sin embargo, pese a la buena exposición de dichos temas, tienen poco desarrollo, y al final quedan muchos cabos sueltos. O tal vez no quedan cabos sueltos, sino que dichos cabos quedan tan abiertos que cada lector los puede atar como prefiera y sacar sus propias conclusiones. Mi conclusión es que los temas quedan tan abiertos que están poco desarrollados.
                Es la primera novela que he leído de este autor, y para mí, el único fallo que tiene (si es que se puede considerar como tal), es que la novela es demasiado corta y falta profundizar en algunos temas, por las razones ya explicadas. Sin embargo, ello queda compensado con algunas frases lapidarias que me han hecho pensar, y ahí he visto la grandeza de la Literatura, en esas frases que dicen tanto con tan pocas y acertadas palabras.

                Aunque la novela podría ser mejor, técnicamente es intachable, y es muy entretenida, amena y adictiva de leer. La historia no aporta nada nuevo porque todas las escenas me recordaban a algún autor que he leído con anterioridad, lo que quiere decir que el estilo de este autor bebe de múltiples fuentes (todas ellas buenas). Recomendable.

martes, 29 de agosto de 2017

Bajo los montes de Kolima, de Lionel Davidson

                Publicada en 1994, con 544 páginas, es tal vez la mejor novela del británico Lionel Davidson.
                Es un thriller, pero también es una novela de aventuras. Y, sobre todo, es una novela de espionaje. Veamos cómo está construida:
                El protagonista principal es un personaje poco habitual. Un indio americano nativo que es científico, profesor de universidad, políglota, deportista... sus atributos y destrezas se irán conociendo conforme se avanza en la narración. Se puede resumir diciendo que, observando su currículum, es un superhombre. Un personaje que podría parecer poco creíble a priori, pero ahí es donde surge la grandeza del autor: no lo parece en absoluto. La exposición realista de las situaciones y problemas, mezclado con una también realista y concienzuda solución, hacen que la novela no decaiga en la fantasía ni lo increíble.
                El resto de personajes forman parte tanto de la trama principal como de las secundarias. Pese a que algunos de ellos podrían ser prescindibles, están construidos a conciencia, y aportan esos detalles de calidad que ayudan a dibujar el decorado donde tiene lugar la historia.
                La trama es simple: una infiltración en unas instalaciones súper-secretas para conseguir información. La complejísima forma en que se lleva a cabo dicha acción es el núcleo fundamental de esta novela.
                El ambiente es, desde mi punto de vista, el aspecto más destacado de esta obra. La mayor parte de la historia tiene lugar en Siberia, y tanto esa localización como las demás que aparecen, están perfiladas con un lujo de detalles que logran sumergir al lector en dicho ambiente de forma excepcional. Es por ello que el estilo del autor, pese a que pueda parecer que hace uso excesivo de detalles irrelevantes, no es superfluo, sino que está calibrado perfectamente para crear ese ambiente realista sin que decaiga el ritmo y la acción de la historia.
                Sin embargo, tengo que reconocer que el principio me resultó duro. La historia, pese a tener detalles interesantes, no lograba captar del todo mi atención. Había momentos en que confundía a los personajes, o no sabía exactamente si se estaba hablando del presente o del pasado. Pero una vez mostrado el tablero inicial del juego, cuando empieza la verdadera acción, entonces mi atención ha estado totalmente enfocada hasta que acabó la novela.

                No me considero un experto en novelas de espionaje, pero reconozco que ésta ha sentado un buen precedente. Me ha encantado la exposición y descripción de un lugar tan remoto como Siberia (con especial atención a la forma de vida de esa zona y cómo llega el personaje allí). Me reitero en que, aunque el comienzo de la historia pueda resultar confuso, una vez superada esa etapa, la historia me ha resultado tremendamente adictiva.

viernes, 4 de agosto de 2017

Patria, de Fernando Aramburu

                Patria es una novela del donostiarra Fernando Aramburu. Fue publicada en 2016, tiene 648 páginas y ha sido galardonada con varios premios literarios.
                Es una novela ambientada en el País Vasco, exactamente en una pequeña población cercana a San Sebastián, y en una franja temporal que comprende aproximadamente los 30 años anteriores al anuncio de ETA de su abandono de la lucha armada en 2011. No es una novela histórica, pero aparecen datos documentales de hechos concretos que se funden con el ambiente creado por el autor para ilustrar una historia que bien podría ser un ejemplo concreto de lo que se vivía por entonces.
                Los protagonistas son dos familias, vecinas de esa pequeña localidad. El narrador en tercera persona va siguiendo a cada uno de sus miembros, incluso pasando a primera persona en determinados momentos, y narra lo que hacen, piensan y dicen cada uno de ellos. Dos familias con diferentes ideologías políticas, que a lo largo del tiempo irán diferenciándose y evolucionando en función de las situaciones que les ha tocado vivir.
                Entiendo que la situación que el autor intenta recrear es la vida en esos años turbulentos, cuando ETA era una amenaza permanente, cuando los atentados eran, tristemente, algo cotidiano. Con la variedad de personajes que usa, enfoca el asunto desde muy distintas perspectivas, aunque al final, todos esos enfoques convergen en dos: o a favor, o en contra de la violencia. Tal vez, y digo sólo tal vez, el autor intenta infiltrar un mensaje que está demasiado acorde (sospechosamente) con el mensaje que impera hoy día en los medios de comunicación, es decir, como una forma final de decir: “esto hay que afrontarlo así”. Lo cual me resulta extraño, ya que toda la historia brilla por la imparcialidad con que se presentan los hechos y, sin embargo, al final queda como una especie de moraleja, un maniqueísmo oculto, algo que me impide decir que el mensaje sea redondo. Algo que chirría.
                Los personajes, moldeados por sus vivencias, están bastante bien construidos. Nos hacen ver el modelo de familia, la relación entre ellos, cómo afrontan su vida. También nos muestran parte de los valores y forma de vida del pueblo vasco (no sé si hasta el punto de llegar al estereotipo), pero, en fin, cumplen con su función en la obra de manera excelente.
                El estilo me ha gustado. Narrador neutro, que, siguiendo a los personajes e incluso entrando en sus pensamientos, usa expresiones y datos de la vida diaria que añade ese toque al ambiente que lo convierte en familiar y nos hace empatizar con los personajes, sintiendo su humanidad. Echo en falta, tal vez, que los objetivos de los personajes no varíen tanto como se supone que puede variar una vida a lo largo de 30 años, pero tampoco es un defecto destacable.

                En resumen, me ha gustado. Es amena de leer, y muestra unas situaciones muy duras en algunos momentos. Es ahí donde el autor deja ver su maestría logrando crear esa tensión que se siente, aunque no se diga explícitamente. No es una historia alegre, eso no. Pero creo que merece mucho la pena. Creo que, para cualquiera como yo, que sólo podía imaginar la situación en el País Vasco durante esos años a través de lo que veía en los telediarios, es un acercamiento a la realidad algo más cercano. No perfecto al cien por cien, pero bastante logrado. Además, se me ha hecho una lectura corta y para nada pesada, y eso para mí es más que suficiente.

lunes, 10 de julio de 2017

American Gods, de Neil Gaiman

                American Gods, publicada en 2001, es la cuarta novela del escritor británico Neil Gaiman. Fue galardonada con varios prestigiosos premios de fantasía/ciencia-ficción, entre ellos el Bram Stoker, Hugo y Nébula.
                El argumento principal gira en torno a lo que sucedería si los dioses antiguos y los modernos fueran seres de carne y hueso que habitan en este mundo, y que necesitan ser venerados para sobrevivir.
                El protagonista, un convicto (ex-convicto casi desde el principio de la novela) llamado Sombra, es a quien sigue el autor en tercera persona a lo largo de la novela. Como personaje, me ha parecido mediocre, debido a su pasividad y falta de empatía. No es quien hace avanzar la novela, sino que el entorno lo va arrastrando y él se va dejando llevar. Apenas toma decisiones, y cuando lo hace, parecen arbitrarias. El resto de personajes, sin embargo, son bastante originales. Dioses de la mitología nórdica, egipcia, seres mitológicos... su presentación me ha resultado, como digo, muy original.
                La trama es bastante caótica. La historia principal es lineal, pero existen numerosos interludios, pequeñas historias que se desarrollan al margen de la historia principal. Sin previo aviso, el foco de atención pasa a otros personajes, o a otro tiempo, o a otro lugar. Esos saltos inesperados hacían que me perdiera, no sólo por el hecho de lo que iba leyendo no pareciera tener relación con lo que acababa de leer, sino también porque no se sabe a qué personaje se está refiriendo lo que se lee, hasta que no se avanza más. Y eso resulta bastante confuso. Y sucede a menudo. En mi opinión, es el peor aspecto de esta novela.
                El ritmo es pausado, aunque no deja de avanzar lentamente. En contra de lo que sucede en la mayoría de las novelas, y como ya he comentado, no es el personaje principal el que va haciendo avanzar la historia con sus acciones y decisiones, sino que la historia es la que arrastra al protagonista y éste se deja llevar. Eso no quiere decir que sea un punto negativo o que no se pueda contar una historia de esa forma, pero en este caso, esa pasividad del protagonista, añadida a una personalidad bastante plana, hace difícil para el lector empatizar con él y meterse de lleno en la historia.
                El punto destacable de esta novela, sin duda, es el ambiente. La historia es un viaje por las zonas rurales de Estados Unidos. El autor recrea con pericia la forma de vida en las pequeñas poblaciones del país, y ahí es donde el lector “ve” lo que ven los personajes. El viaje de Sombra por esas zonas es, sin duda, lo que hace que esta novela tenga algún valor para mí.
                Otro punto destacable es la cantidad de metáforas, así como referencias mitológicas. Seguro que muchos detalles los he pasado por alto, debido a mi desconocimiento en la materia, ya que son muy específicos, aunque se intuyen. Da pie al lector a buscar más información sobre determinados personajes para comprender por qué son como son.
                En resumen: es una obra amena, pero que en algunos momentos puede resultar confusa y difícil de seguir. No tiene una historia espectacular ni unos personajes extraordinariamente elaborados, pero a cambio ofrece un paseo por unos ambientes muy bien definidos. Además, la idea de fondo, la que hace que esta obra sea fantasía/ciencia-ficción, es muy original. Agradable para pasar el rato, pero no esperéis demasiado.

                Sé que actualmente se está emitiendo la serie de TV, aunque aún no la he visto. Creo que la historia puede ser interesante para la televisión, y seguro cuenta con la ventaja de que la confusión que crea la trama, en ese medio no estará. La veré para comprobarlo...

miércoles, 7 de junio de 2017

El canto del cuco, de Robert Galbraith

                Robert Galbraith es el seudónimo de la escritora británica J. K. Rowling, más conocida por ser la autora de la saga Harry Potter.
                Cuando me recomendaron leer El canto del cuco como una buena novela policiaca, me sorprendió descubrir quién era realmente la autora. Sin embargo, aunque aún tengo como lectura pendiente la saga de Harry Potter, en espera de poder disfrutarla junto con mis hijos.
Ya tenía desde hace tiempo la referencia de Rowling como buena escritora, así que la curiosidad me hizo lanzarme a esta lectura con entusiasmo, sabiendo que es lo primero que leo de una escritora a la que no conozco, y que es más conocida por otro estilo totalmente distinto al que aquí iba a encontrar.
                El canto del cuco es la primera novela de la serie del detective Cormoran Strike. Actualmente hay tres novelas publicadas, y una más en camino. Fue publicada en 2013, y tiene una extensión de 544 páginas.
                Estamos ante una novela policiaca que no destaca especialmente en ninguno de sus apartados, es decir, que no aporta ninguna novedad al género. Sin embargo, su confección está cuidada con mimo. Recuerda a las típicas novelas policiacas de corte clásico, con el típico detective de despacho trabajando el caso de uno de sus clientes, pero ambientada en la época actual. Analicémosla por partes:
                Está ambientada en Londres, y en ese lugar es donde transcurre la totalidad de la historia. La descripción del ambiente, sin ser especialmente destacable, sirve para dar colorido al entorno donde sucede la acción.
                Los personajes son, sin lugar a dudas, el punto fuerte de esta novela. El protagonista es Cormoran Strike, un veterano de guerra lisiado al que se irá conociendo poco a poco conforme avanza la novela. Por otra parte, su secretaria Robin, una empleada temporal que le ayuda con la investigación. Esos son los personajes principales. Aparte está la víctima (cómo no iba a haberla en una novela de este tipo), y todo su entorno de amigos y familiares, que conforman el resto de personajes de la novela.
                Todo empieza con un suicidio, y la investigación del mismo es la historia de esta novela. La trama avanza paso a paso, desvelando misterios, añadiendo nuevas incógnitas, y, como no podía ser de otra forma, resolviéndose todo al final. El ritmo es adecuado, avanza paso a paso sin detenerse demasiado. Aunque no es una obra que destaque por escenas sus escenas de acción (que apenas las hay, y son de poca intensidad), sí que mantiene la intriga de principio a fin. Puede parecer que los hechos son bastante obvios o que las pistas no parecen apuntar a nada claro, pero al final todos y cada uno de los detalles quedan atados sin dejar ningún cabo suelto y, lo que es más importante para mí en una novela policiaca: sin que haya hechos que suceden por casualidad. Aun así, la resolución del caso, si bien es soberbia, me ha parecido algo enrevesada.
                El narrador en tercera persona sigue generalmente al protagonista, aunque en algún momento cambia a Robin, la secretaria. El estilo es totalmente neutro, lo cual facilita la fluidez de la lectura. También es destacable la ausencia de juicios de valor, más allá de lo que expresan los personajes. Me ha sorprendido lo amena que es esta lectura pese a su volumen, pero ello sin duda se debe a la amplia experiencia que Rowling tiene como escritora.

                Resumiendo: una novela que no pasará a la historia como la mejor novela policiaca, pero que sí es recomendable para quien disfrute con este tipo de lecturas. Habrá que seguir la serie para ver cómo evoluciona, ya que el comienzo me ha parecido bueno.

lunes, 22 de mayo de 2017

Crónicas del señor de la guerra, de Bernard Cornwell

                Crónicas del Señor de la Guerra es una trilogía del novelista inglés Bernard Cornwell. Consta de las siguientes novelas, publicadas en 1995, 1996 y 1997, respectivamente:
                -El rey del invierno
                -El enemigo de Dios
                -Excalibur
                En total, la trilogía tiene unas 1.800 páginas, una media de 600 por novela. No es tan larga como Canción de hielo y fuego, pero tampoco es lectura para sólo una semana. Mi análisis versa sobre la totalidad de la trilogía.
                La mayor parte de la obra de este autor es novela histórica. Ficción histórica, para ser más exactos, ya que suele utilizar como recursos hechos y lugares reales, y encajar en ellos una historia ficticia con personajes reales o ficticios. En este caso, el ambiente utilizado es la Britania post-romana, cuando el imperio romano ha desaparecido de la isla, salvo por las ruinas y objetos que son testigos de su anterior estancia. Es la época de Arturo “el rey que no fue”, tal como varias veces se le menciona en la obra.
                El narrador y protagonista principal es Derfel Cadarn, un britano de origen sajón adoptado por Merlín. Dicho protagonista-narrador, ya viejo y nostálgico, se decide a dejar constancia por escrito de su vida, ligada a todos los personajes de las leyendas artúricas (Merlín, Ginebra, Lancelot, Galahad...), narrando en primera persona la historia desde su niñez.
                La obra, tal como me sucedió con Canción de hielo y fuego, al principio puede confundir por la cantidad de personajes que despliega, pero, conforme avanza, crea un abanico de personalidades diferenciadas y relaciones entre personajes bastante rico y complejo. Como detalle añadido, todos los personajes son muy realistas y humanos, nada que ver con los mitos y leyendas sobre Arturo y Camelot de la cultura popular.
                El ambiente y sus elementos me han parecido el punto más destacable de esta obra. El clima y el terreno están bien descritos, y mejor aún las diferencias entre reinos, los problemas con los sajones en la frontera, el avance del cristianismo frente al paganismo reinante, la superstición de las clases bajas (y altas), con mención especial para los rituales de los druidas antes de los combates en las barreras de escudos... y la magia. Me ha gustado mucho el tratamiento que recibe la magia. Al acabar la novela, aún es posible preguntarse: ¿hay magia real en esta obra?. En resumen, un ambiente muy cuidado, con abundancia de detalles.
                En cuanto al estilo, es bastante rico en detalles. Es fácil imaginar los paisajes y las situaciones (mención especial para las batallas).          
Como punto en contra, tras leer la trilogía sin pausa, me ha molestado el hecho de que se repita la narración. Me explico: conforme se avanza en la lectura, aparecen referencias a hechos que habían sucedido anteriormente, repitiéndose. La sensación es como cuando las series de televisión empiezan el capítulo con: “En episodios anteriores...”. Es un recurso que puede estar bien para poner en antecedentes, o si el lector hace mucho tiempo que leyó la anterior entrega, pero en un caso como el mío, me ha resultado superfluo y molesto, haciéndome leer pasajes que ya había leído anteriormente, o volviendo a presentar personajes que ya habían sido presentados. Daba un tono repetitivo a la historia. En cualquier caso, es un pequeño contrapunto que, en determinadas circunstancias, puede ser aconsejable.

En resumen, y aun sabiendo que se trata de una ficción histórica, cualquier amante de la novela histórica interesado en las leyendas artúricas, encontrará en esta trilogía un buen pasatiempo y una especulación interesante. Y no sólo los amantes de la novela histórica, sino que cualquiera que quiera viajar a otro lugar y otro tiempo, seguro que disfruta del paseo que le ofrece Bernard Cornwell con esta obra.

lunes, 20 de marzo de 2017

No confíes en Peter Pan, de John Verdon

                No era mi intención volver a leer algo de John Verdon, ya que la lectura de su primera novela Sé lo que estás pensando, no me pareció nada del otro mundo. Sin embargo, por recomendación otra vez, he decidido dedicar mi tiempo a No confíes en Peter Pan.
                No confíes en Peter Pan es la cuarta entrega de las aventuras del detective jubilado David Gurney. Fue publicada en 2013, y tiene 480 páginas.
                El tufillo a best-seller impregna la obra de John Verdon. De hecho, ese término ha llegado a tener ciertas connotaciones negativas para mi juicio, hasta el punto de que mi mente suele rechazar de antemano esas novelas que lo lucen en la portada. Analizando la sensación, me doy cuenta de que es porque ya sé en parte lo que me voy a encontrar en esa lectura: personajes estereotipados, situaciones peliculeras del estilo de persecuciones de coches y/o tiroteos, giros más o menos elaborados... es como si saber que una novela es “bestseller”, ya me estuviera aportando “spoilers” de la novela. Y así ha sido.
                Antes de asustar más a quien esté leyendo esta reseña, diré lo bueno: No confíes en Peter Pan es una novela policiaca sin grandes pretensiones, pero que cumple con su cometido, que es, al fin y al cabo, entretener. El ritmo es uno de los elementos que mejor controla el autor, y en este caso, consigue mantener al lector en vilo de principio a fin. La dosificación de la acción junto con el misterio de que trata la historia (a saber, el asesinato de un empresario en unas extrañas condiciones en que varios familiares son sospechosos), hace que acompañar al protagonista hasta la resolución del caso sea un paseo agradable. A eso hay que añadir los giros, lo que hace la historia aún más interesante. A esto hay que añadir también el caso investigado, cuya exposición me ha parecido original y, al menos esta vez, me ha parecido que la historia está mejor “atada”. Digo esto porque el principal motivo de que no me gustara excesivamente Sé lo que estás pensando, es que la historia tenía pistas falsas, mucho humo. Demasiadas alforjas para tan corto viaje.
                En cuanto a los personajes, mención aparte del protagonista, que sin ser una gran creación, encaja con la obra, el resto de personajes me chirrían bastante. Estereotipados y con unas motivaciones que no me termino de creer. La mujer tiene una personalidad que no entiendo. Jack Hardwick, el compañero que introduce al protagonista en el caso, tampoco me lo creo. Demasiados tacos, demasiada sobreactuación. Y así con la mayoría de los personajes. En otros casos, excesivamente peliculeros (entendiendo por tal los típicos clichés que suelen aparecer una y otra vez en la pantalla).
                El ambiente no deja de ser normal. El autor se sirve de él como decorado donde transcurre la acción, sin dar más detalles que los necesarios para el desarrollo de la historia.
                En resumen, una novela policiaca para pasar el rato. Con varios giros sorprendentes y una dosis de acción que, para mi gusto, sobra, pero que no estropea demasiado la historia. Se puede leer y disfrutar, pero no es de las típicas historias que lo dejan a uno trastornado durante varios días. En mi caso, archivado y a por el siguiente, a cambiar de tema y autor.

                

miércoles, 8 de febrero de 2017

A cada cual, lo suyo, de Leonardo Sciascia

                A cada cual, lo suyo, del italiano Leonardo Sciascia es, pese a su tamaño (160 páginas, perfecta para leerla del tirón), una gran novela. Fue publicada en 1966.
                El autor de origen siciliano, fallecido en 1989 a los 68 años de edad, se dedicó en un principio a la enseñanza, que después compaginó con el periodismo y la literatura. También entró en el mundo de la política.
                La personalidad crítica de este autor con los problemas de su país se deja ver bien en su obra, y A cada cual, lo suyo es un buen ejemplo, donde el escritor expone temas como la corrupción política, el poder de la iglesia y la mafia.
                La novela, ambientada en una zona rural de Sicilia, queda perfectamente definida. Sus gentes, sus costumbres y las preocupaciones de la época quedan patentes en la descripción del entorno donde transcurre la historia.
                Todo comienza con una carta anónima recibida por el farmacéutico del pueblo, en la que se le amenaza de muerte, y a la que se le presta poca atención al no haber enemigos conocidos del amenazado.
                Los personajes, pese a la poca extensión de la novela, quedan bien caracterizados, y aunque se les reconoce por su oficio (el farmacéutico, el médico, el abogado, el cura...), no son clichés. El autor los dota de personalidad. Podríamos decir que el profesor Laurana es el más desarrollado de todos, como corresponde a su función de protagonista, pero eso no resta calidad al resto de personajes, que resultan creíbles y perfectamente definidos.
                Se podría encuadrar como novela negra, pues se trata de una investigación, aunque es una investigación “peculiar”, y no daré más detalles. También se podría pensar que su corta extensión no da pie a desarrollar un gran caso, y sin embargo, tras su lectura, me ha parecido una historia excelente. Bien desarrollada, bien descrita, con personajes interesantes, conversaciones profundas y, como corresponde a cualquier novela negra: un misterio por resolver. Y una gran moraleja.
                El estilo del autor me ha cautivado. Controla el ritmo de tal forma que la historia avanza sin interrupciones, los personajes tienen conversaciones donde hablan de temas cotidianos, y de ahí se desprende la aguda crítica del autor sobre la sociedad siciliana. Todo ello de forma aséptica, sin llegar a criticar por criticar, y sin adoctrinar al lector, sino exponiendo temas o vivencias de los personajes para que el lector saque sus propias conclusiones.

                Sin duda, ha sido un gran descubrimiento este autor, y dado que tiene muchas obras cortas, no será ésta la única que aparecerá comentada en este blog. Muy recomendada para los amantes de la buena novela negra y policiaca, y también para cualquiera que quiera disfrutar de una buena lectura que perfectamente se puede acabar en una tarde cualquiera.

lunes, 30 de enero de 2017

Los restos del día, de Kazuo Ishiguro

                La novela Los restos del día, del autor británico de origen japonés Kazuo Ishiguro, recibió el premio Booker en 1989, año en que se publicó. Es una novela poco extensa, de 256 páginas.
                Ambientada en la Inglaterra posterior a la II Guerra Mundial, narra la historia de un mayordomo, míster Stevens, que por primera vez en mucho tiempo, dispone de una semana libre para hacer un viaje. Queda muy bien reflejada en la obra la vida y el funcionamiento del servicio doméstico de la clase alta, las tareas del oficio de mayordomo, así como las preocupaciones políticas de la época.
                El protagonista es el propio narrador. Y en este caso, encontramos una de las figuras, desde mi punto de vista, más difíciles de perfilar en una novela: el narrador poco fiable. No es más que la subjetividad del protagonista llevada a un extremo, pero pienso que, técnicamente, es muy difícil conseguir el efecto perfecto. Y, en este caso, está conseguido. Y bien conseguido, de tal forma que el lector tendrá que leer entre líneas, averiguar lo que no se dice, el por qué pasa lo que pasa, y, por último, y no menos importante: por qué la novela se titula así.
                La trama está estructurada en forma de diario, donde el narrador va transmitiendo sus vivencias diarias, intercalando el presente con distintos episodios de su pasado, que al final convergen para completar la historia.
En cuanto al estilo, acompaña perfectamente tanto al personaje como a la función que desempeña y la época en que vive: pulcro y refinado. Los diálogos tienen la máxima corrección posible (por eso de la flema inglesa).
El tema principal podría sacarse de una palabra que hacer reflexionar al protagonista: la dignidad y lo que para él significa. Toda la vida del protagonista gira en torno a dicho concepto, y aunque cada lector encontrará su propia lectura de la historia, la dignidad siempre estará flotando e impregnando todas las situaciones.
                Es una historia psicológica, introspectiva. La exposición de unos hechos vividos de una forma que, con el paso del tiempo, toman su verdadero significado. La grandeza de esta novela no está en lo que hay escrito, sino justo en lo que falta: lo que no se dice, pero el lector supone, lo que el narrador calla, pero el resto de personajes apuntan. Al margen de la empatía que se puede generar con el protagonista, el lector vivirá la novela como una experiencia en la que nada es lo que parece, buscando el significado de todo lo que sucede, el cual se va descubriendo poco a poco.
                Me ha gustado mucho. No es una lectura alegre, pero incita a reflexionar sobre la vida del protagonista, y sobre la vida en general. Muchas de las situaciones, de una u otra forma, pueden resonar en el lector y abrir puertas que, tal vez, llevaban tiempo cerradas. Días después de terminar esta lectura, aún hay frases y situaciones revoloteando por mi cabeza.
                Absolutamente recomendable.

jueves, 19 de enero de 2017

La guerra interminable, de Joe Haldeman

                Publicada en 1974, La guerra interminable, del escritor estadounidense Joe Haldeman, fue galardonada con los premios Hugo, Nébula y Locus. Consta de 448 páginas.
                No es ninguna barbaridad constatar que las obras literarias están íntimamente ligadas a las vivencias y ciclo vital de sus autores, y en este caso concreto, tenemos un ejemplo especialmente ilustrativo: el autor fue un veterano de la guerra de Vietnam que fue gravemente herido durante el conflicto, y que a raíz de eso (y de algunos otros motivos, supongo), decidió crear una obra de ficción e impregnarla con sus sensaciones. El género elegido fue la ciencia ficción, y los paralelismos que existen entre esta novela y la realidad de la guerra de Vietnam junto con las reflexiones del autor, están visiblemente patentes.
                El protagonista de la novela es el soldado William Mandella, quien a su vez es el narrador en primera persona de la historia. El punto de vista elegido en este caso es ideal, ya que es la forma perfecta de calibrar el efecto que la narración tendrá sobre el lector, y el autor ha cumplido su cometido. ¿Por qué? Porque es la mejor forma de mostrar (y no explicar) determinadas situaciones como el sinsentido de la guerra, la existencia vacía, el desapego, la falta de adaptación a los cambios... y muchos otros temas que son los que más me han cautivado.
                El protagonista se muestra al lector como un soldado que no está donde quiere estar, y al que le suceden cosas sobre las que tiene poco o ningún control. Su punto de vista no está exento de cierto humor mezclado con fatalismo. Lo mismo ocurre con la mayor parte de los personajes de la novela.
                La trama abarca, si no recuerdo mal, más de un milenio. ¿Cómo puede ser eso? Aquí entran en juego los conocimientos técnicos del autor (estudió Física), y junto con la explicación del efecto que tienen sobre el tiempo los viajes a velocidad de la luz (según la teoría de la Relatividad), la narración hace que varios años de la vida del protagonista, con algunos de esos viajes por medio, acaben siendo varios siglos.
                Eso me lleva al apartado de la tecnología. Muy elaborado. La descripción de la misma, su evolución, el armamento, los viajes espaciales y sus efectos sobre el ser humano... está todo cuidado con mimo, formando parte de un ambiente también muy bien cuidado: planetas inhóspitos, vida dentro de naves espaciales que viajan durante años y años, combates en lugares en los que nadie tiene interés...
                La historia, sin desvelar ningún detalle que el lector no pueda averiguar leyendo cualquier sinopsis, trata de la confrontación de la raza humana con una raza alienígena. La evolución de dicha confrontación y los cambios ambientales y personales que suceden durante la misma, son el núcleo principal de esta novela.

                Seguro que no seré el único aficionado a la ciencia ficción que habrá comparado esta obra con Las tropas del espacio del brillante Heinlein. Partiendo de que ambas novelas tienen muchas similitudes en la historia, en mi caso particular, diré que La guerra interminable es claramente anti-militarista, mientras que la obra de Heinlein, que en su momento fue catalogada como un folletín fascista y claramente pro-militarista, yo también la consideré una obra anti-militarista, aunque dicho mensaje era muy sutil y fácil de confundir con lo contrario. Sin embargo, como novela, la de Joe Haldeman me ha parecido mejor. No sé si por el ritmo de la narración, o por la personalidad del protagonista, o por el apartado técnico. Pero el resumen es que la he disfrutado más. De hecho, me ha sorprendido gratamente encontrar esta obra de la que no esperaba gran cosa, y que me ha proporcionado un buen rato de entretenimiento y algunas reflexiones interesantes sobre la guerra, el ser humano y la sociedad en general. La recomiendo.

lunes, 9 de enero de 2017

Esperando a los bárbaros, de J. M. Coetzee

                Esperando a los bárbaros es la segunda novela que cae en mis manos del Premio Nobel sudafricano J. M. Coetzee. La otra, Desgracia, leída hace algunos años, la recuerdo con una sensación agridulce. Buena historia, pero melancólica. Veamos lo que he encontrado en este caso:
                La novela fue publicada en 1980. Tiene 204 páginas, lo que la convierte en una obra poco extensa, ideal para desconectar del mundo real, conectar con la historia y pasar un rato agradable compartiendo las reflexiones de este maestro de la Literatura.
                La historia tiene lugar en una localización no especificada, en un tiempo no especificado. Se puede pensar que describe el país natal del autor, pero en ningún momento lo menciona. Por mi parte, opino que el hecho de que no se indique lugar es un detalle del autor que intenta mostrar que no es eso lo importante de la historia, sino lo que sucede. Y así es. Se sabe que es un lugar fronterizo del Imperio, cuya riqueza proviene de un lago, un oasis cercano. Podría estar ubicado en cualquier lugar del mundo.
                El protagonista, el magistrado de dicho puesto fronterizo, lleva una vida apacible, en paz con su gente y con su entorno, hasta que la visita de la policía con noticias de “una inminente incursión de los bárbaros” comienza gradualmente a cambiar el status quo. El protagonista es un hombre de edad avanzada. Es también el narrador de la historia, y toda la novela está impregnada de su visión y sus opiniones respecto a lo que sucede. De esta forma, toda la historia es, por decirlo de alguna forma: “interna”. Suceden cosas, pero el lector las percibe a través del filtro del protagonista.
                Los personajes, aparte del protagonista-narrador, no están muy desarrollados, lo cual es lógico en una obra de este tamaño, pero sí están lo suficientemente bien definidos como para quedar perfectamente encajados en el entorno y añadir colorido y profundidad a la historia.
                Son varios los temas que se tratan en esta obra, y es que, pese a que es relativamente corta, también es profunda. Se puede ver cómo el miedo irracional perturba las costumbres y hace aflorar lo peor del ser humano, cómo la individualidad no puede nada contra el grupo, cómo la vejez cambia la forma de ver las cosas, cómo las buenas intenciones no siempre son bien interpretadas... todo eso he encontrado, y mucho más. Y seguro que cada cual encontrará su pequeña joya dentro de la historia, pues no hay moraleja. Como toda buena obra, la moraleja, si la hay, debe quedar escrita en la mente del lector, no en el papel del escritor.
                El estilo es pulcro, detallista, muy cuidado. Los detalles son los suficientes como para crear el impacto deseado, sin excesos y sin carencias, aunque debo advertir que hay algunas escenas algo crudas. Todo ello narrado con un ritmo suave que               hace avanzar la historia sin acelerones ni pausas prolongadas.

                En resumen, una buena historia para disfrutar de una rato agradable. Aunque no sea una lectura alegre (Desgracia tampoco lo era), es una obra apta para reflexionar sobre algunos temas que, independientemente de la época, nunca pasan de moda, y se repiten una y otra vez a lo largo de la Historia de la humanidad. Tal vez se puede ver la historia como una metáfora de los problemas que genera la falta de comunicación, o bien la poca predisposición a la comunicación cuando hay un ente superior que es el que ordena y manda. Otra más de las reflexiones que me inspira...