jueves, 5 de mayo de 2016

Anatema, de Neal Stephenson

                Anatema, del estadounidense Neal Stephenson, ganó el premio Locus en 2009 y estuvo nominada a otros importantes premios de Ciencia Ficción.

                No es una obra apta para neófitos que quieren adentrarse en la literatura de Ciencia Ficción. Es relativamente larga (736 páginas), y su contenido es bastante denso. Especialmente el principio.

                En cualquier novela de Ciencia Ficción, uno de los elementos más atractivos para el lector es el ambiente. En este caso, la obra está ambientada en el planeta Arbre. Pero ¿qué es Arbre? Pues es un planeta que guarda cierto paralelismo con la Tierra. Un planeta que perfectamente podría ser una versión del nuestro, pero en un universo paralelo. Ahí es donde transcurre la acción, y poco a poco se va desvelando cómo es la vida de los habitantes de ese planeta: su cultura, su historia y, sobre todo, su ciencia y su filosofía. Pese a que pueda parecer compleja la creación de un ambiente parecido, el autor consigue (desde mi punto de vista, con éxito) una inmersión total del lector en ese mundo. Y lo logra con varios efectos, algunos de los cuales son:
                -Vocabulario específico de ese mundo, desde el principio de la obra. Seguro que a más de un lector le entrarán ganas de parar de leer y tirar el libro por la ventana. Pero conforme la historia avanza, el efecto se revierte y lo que se consigue es que, mediante el aprendizaje y comprensión del lector, acabe teniendo ese toque exótico y distintivo característico de ese mundo concreto. Por cierto, este recurso, el de usar un nuevo vocabulario, es un recurso muy usado en la literatura de Ciencia Ficción, y hasta el momento, esta novela es el caso más extremo que he encontrado.
                -El mundo tiene una historia concreta, unos personajes históricos y una evolución cultural que, aunque guarda cierto paralelismo con nuestro mundo real, se diferencia del mismo (y no poco).
                -En cuanto a la ciencia y la filosofía, ahí está el punto fuerte de esta novela. Numerosas exposiciones y discusiones, en algunos casos de gran extensión, y, conforme avanza la historia, más complejas cada vez. Terminología científica paralela a la del mundo real, leyes naturales descubiertas por personajes de ese mundo en un tiempo y circunstancias concretas, aplicación y reflexión sobre esas leyes… me ha parecido muy interesante cómo ha manejado el autor ese tema.

                Respecto a los personajes de ese planeta, están divididos en dos bandos: los que viven una especie de vida monástica (llamados avotos) en el interior de una especie de monasterios (llamados cenobios), y los que viven fuera, extramuros. Los personajes principales, en su mayoría pertenecen a la vida monástica. El protagonista, que es quien relata la historia en primera persona, es Fra Erasmas (Fra es el título que reciben los “avotos” masculinos, mientras que Sur pertenece a los “avotos” femeninos). A través de los ojos del protagonista, se mostrará su estilo de vida, su visión del mundo en que vive, sus preocupaciones y, sobre todo, la aventura que vive en esta novela. Un efecto destacable de esta novela es que apenas hay descripciones físicas de los personajes, sino que se representan a través de lo que hacen y, sobre todo, de lo que dicen.

                En cuanto al ritmo, se podría decir que avanza a saltos. Si bien es bastante lento al principio, ya que es cuando se expone “el tablero de juego y las reglas” de la historia, después hay momentos de acción, y también ralentizaciones con extensas conversaciones, discusiones o reflexiones que, para mí, es lo que mayor calidad tenía de la historia, más que las escenas de acción, que también las hay. Mención especial para las detalladas descripciones que, aunque a veces pueden resultar excesivas, contribuyen a mostrar al lector el ambiente en el que se desarrolla la historia.

                El tema principal, como he explicado más arriba, gira en torno a la ciencia y la filosofía. Toda la obra es una exposición sobre un mundo con una cultura en la que esos dos son los elementos principales, y lo que da pie a múltiples reflexiones muy bien expresadas por los personajes, y que también darán que pensar y reflexionar al lector.

                Como he dicho al principio, no es una obra fácil. Al principio es lenta y difícil de comprender, pero en general, me ha parecido una buena historia. Ha sido como un viaje a un lugar desconocido, con unas reglas desconocidas, con unos personajes que, pese a pertenecer a otro mundo, son simplemente seres humanos que han tenido una evolución cultural distinta a la nuestra.


                Es la primera obra que he leído de este autor, pero no creo que sea la última, porque considero que, no sólo la historia es original, sino que, además, está bien escrita.

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