viernes, 13 de junio de 2014

El hombre de hielo (confesiones de un asesino de la mafia), de Philip Carlo

                El hombre de hielo es una novela “basada en hechos reales”. Cuenta la historia de Richard Kuklinski, un sicario de la mafia que, según su testimonio, llegó a asesinar a más de doscientas personas. La novela fue publicada en 2006, y posteriormente, la cadena estadounidense HBO hizo tres documentales donde se analiza personalmente, y con entrevistas cara a cara, al personaje cuyas hazañas aparecen descritas en el libro.
                Philip Carlo realizó biografías de personajes controvertidos del mundo del hampa, y también publicó algunas novelas. Murió enfermo en 2010 a la edad de 61 años.
                La novela está narrada como un documental, si bien entra dentro de la cabeza del protagonista para expresar sus emociones, pensamientos y reflexiones respecto a algunas de sus vivencias.
                La acción tiene lugar en Estados Unidos, y se reparte por varias zonas del país, aunque está centrada en Nueva Jersey y alrededores de Nueva York, que fue por donde más se movió el protagonista. También hay viajes a Europa y Sudamérica, todos “por trabajo”.
                En cuanto a los personajes, salvo el del protagonista, los demás son nombres ficticios, pero que corresponden a personajes reales. Richard Kuklinski, desde la cárcel, explica su vida desde que la recuerda. No debe extrañar si digo que su vida estaba llena de violencia desde el principio, y que se describe con gran abundancia de detalles todo lo que él recuerda. Se define a sí mismo como es, y no como le gustaría ser, y eso es un punto a favor de la narración.
Respecto al estilo, todo está narrado por el autor, que en algunos momentos hace pausas para explicar cómo llevó a cabo su labor de investigación con el personaje. Incluye opiniones suyas y también del protagonista sobre la historia, con lo que la obra acaba siendo una biografía en la que, aunque el narrador intenta quedar fuera, a veces interviene para pedir al protagonista que profundice más en su exposición.
El ritmo es frenético. La acción se va sucediendo continuamente, y aunque haya elipsis, los hechos son narrados en orden cronológico. En este aspecto, hay un detalle que me ha parecido literariamente poco trabajado: el de avanzar acontecimientos, o el de repetir continuamente algunos hechos o frases para dar énfasis. Supongo que se hacía con la intención de crear expectación, pero no considero que sea necesario: la historia puede avanzar bien sin necesidad de dar más información de la necesaria. Testimonio de ello es que, a pesar de tener más de 500 páginas, me ha parecido corta.
La historia me ha resultado inquietante. Inquietante porque podría ser una buena historia sobre un asesino, pero no es una historia: ha sucedido realmente. No me extraña que los psicólogos se vuelvan locos intentando esclarecer cómo el mundo llega a dar como fruto a una criatura de este tipo. Aquí se ve la parte humana, y también la inhumana, entremezcladas. Sorprende la falta de hipocresía (punto bueno) y la falta de empatía (punto malo) del protagonista. Personalmente, más allá de los hechos, me ha caído como un jarrón de agua fría descubrir ese mundo que existe, aunque a mí me es ajeno.
La calidad literaria deja mucho que desear, pero sin duda, la historia merece dedicarle tiempo a su lectura. No lo recomiendo para la gente aprensiva, pero para los demás, sobre todo a los aficionados a novela policíaca, no debería dejar de leerlo, para ver un caso real “del otro lado”.

Zorba, el griego, de Nikos Kazantzakis

                En 1946 el autor griego Nikos Kazantzakis publicó la novela Zorba, el griego, la cual vería la luz en el cine el año 1964, casi dos décadas después, y fue ahí cuando aumentó su popularidad.
                El autor vivió en una época turbulenta, y su ajetreada vida junto con su búsqueda filosófica, quedan bien plasmadas en esta obra suya, donde refleja tanto su vida y experiencia como sus reflexiones.
                Comenzando por los personajes, están muy bien creados y puestos en escena. Hay dos protagonistas: el narrador: un aficionado a la literatura y filosofía que decide dar un giro a su vida intelectual, y por otra parte, el que da nombre al libro: Alexis Zorba, un viejo de 65 años con una amplia experiencia, que se une al protagonista/narrador en esa nueva etapa de su vida que pretende emprender.
                Tras el comienzo, ambos protagonistas se desplazan a Creta, donde tendrá lugar la mayor parte de la historia. Allí llevarán a cabo un proyecto que no será más que una excusa para fortalecer la alianza que se va creando entre ambos conforme avanza la historia.
                Las gentes de Creta quedan como personajes secundarios, pero no por ello carecen de profundidad. El autor les ha puesto una humanidad que, aunque en algunos momentos es exagerada, deja ver una forma de vivir y de comportarse que puede contrastarse con nuestra sociedad actual. De hecho, el ambiente me ha recordado mucho a lo que se vivía en cualquier pueblo de por aquí hace algunas décadas.
                El núcleo de la historia está en las reflexiones de Zorba, que con sus años de experiencia, explica su visión del mundo y de las personas. Y lo hace desde una inteligencia básica, “de andar por casa”, pero con una profundidad que, sin duda, convierte a la historia en algo más que un paseo por un hermoso paisaje.
                Hay muchos temas tratados, pero yo me quedo con la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y esta novela las describe a la perfección. La historia, que llega a un final apoteósico, me ha sentado como un guantazo en la cara, para espabilarme de la rutina en la que, poco a poco, todos acabamos cayendo.
                En cuanto al ritmo, según mi punto de vista, tiene algunas deficiencias. Hay momentos de la historia que se hacen un poco lentos o pesados, pero son escasos y no muy amplios, así que esta lectura, de 300 páginas, es bastante agradable, salvo por esos pequeños momentos.
                Personalmente, es una lectura que me ha levantado el ánimo, y por otra parte, he ampliado mi repertorio incluyendo algún autor griego moderno, que no conocía a muchos, pese a que sí he leído gran cantidad de los clásicos.
                Como diría Zorba, se puede decir mucho más de esta historia, pero es difícil hacerlo escribiendo o hablando. Para que lo comprendierais bien, tendría que bailarlo.
                Leedlo, no os defraudará.