miércoles, 26 de marzo de 2014

Lolita, de Vladimir Nabokov

                Me resulta sorprendente la novela Lolita, no sólo por la historia en sí, sino por cómo está escrita, y por todo lo que rodeó su publicación. Pero vayamos por partes:
                El autor, Vladimir Nabokov, era ruso de nacimiento, pero se nacionalizó en Estados Unidos. Aunque empezó escribiendo en ruso, Lolita fue escrita en inglés, y publicada en París por primera vez en 1955. Tiene 392 páginas de extensión.
                El argumento no creo que resulte una sorpresa para nadie si digo que trata de la relación/obsesión de un hombre de mediana edad con una niña de doce años (y ya no digo nada más de la historia en esta reseña).
                El protagonista es Humbert Humbert, un hombre de mediana edad, europeo, que va a vivir a Estados Unidos. Él mismo es el narrador. He ahí el gran punto fuerte de esta novela: está contada en primera persona, y detalla los pensamientos e impresiones del protagonista. Es por ello que la historia es totalmente subjetiva. El difícil diseño de la psicología de ese personaje hace que desde el principio el lector se dé cuenta de que no está ante un narrador fiable, lo cual se confirma conforme se avanza en la lectura. Por sus descripciones se deduce qué clase gente le cae bien o no, así como la tendencia a justificar sus actos continuamente, o su alta autoestima.
                Al resto de los personajes sólo se les conoce, como no puede ser de otra forma, desde su punto de vista, y de esta forma es como el lector se irá haciendo una idea de qué clase de persona es ese narrador.
                El ambiente está muy bien definido. El narrador no escatima en detalles irrelevantes y en descripciones con tintes a veces poéticos, a veces cínicos y otras veces realistas sobre el mundo que lo rodea. Su formación literaria hace que su narración esté llena de metáforas, reflexiones rebuscadas, ornamentos. Ello sitúa al lector en un lugar concreto con unas circunstancias concretas, fáciles de imaginar.
                Ya ha quedado definido en el anterior párrafo el estilo, al cual hay que sumar los toques humorísticos, que no son tratados como tales por el narrador, pero que así los percibirá el lector. En cualquier caso, el protagonista cuenta con un estilo peculiar de contar su historia. Como he dicho, desde mi punto de vista es uno de los detalles más destacables de la novela.
                Al principio se me hizo pesada. Es una historia rara de leer, pues el narrador me daba la sensación de estar intentando venderme algo, hasta que poco a poco empecé a ver “lo que había detrás del telón”. Porque esta historia tiene varias lecturas. El tema que yo veo principal es cómo la aberración convive con la normalidad sin que se note su presencia, aunque, como he dicho, cualquiera puede ver algo totalmente distinto, o más destacable.
                Calculo que a partir de la mitad de la novela, ésta se vuelve cada vez más interesante. Ése es el momento en que la experiencia del lector empezará a ser más rica, una vez conocidos los personajes y viendo cómo reaccionan a lo que sucede.
                Al final de la novela, el autor detalla los pormenores de su publicación. Me ha parecido muy interesante, porque retrata lo que todo el mundo se puede imaginar: que hubo problemas para editarla, que le acechaba la censura, que hubo quien confundió los pensamientos del autor con los de sus personajes, que se catalogó como pornográfica (cuando cualquier novela actual tiene escenas de sexo mucho más explícitas que las que pueden aparecer ahí), etc.
                Aunque, como he dicho, ha habido momentos que me han resultado pesados, literariamente es una obra maestra. Es admirable lo bien escrita que está, y más aún teniendo en cuenta que el inglés no era la lengua materna del autor.
                Recomiendo encarecidamente su lectura. En cuanto a las películas que hay de esta historia, sabiendo que se han hecho en Hollywood, dudo mucho que hagan justicia a la novela, y menos aún sabiendo la doble moral que impera por esos lares (y por todo el mundo, me temo).

viernes, 7 de marzo de 2014

La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker

                El autor suizo Joël Dicker ha conseguido un fenómeno editorial con la que es su segunda novela, La verdad sobre el caso Harry Quebert. Aparte de haber sido un éxito de ventas, ha recibido varios premios literarios.
                Fue publicada en francés en 2012, pero no se pudo disfrutar en español hasta 2013, una vez consagrada y decidida su traducción a, según se dice, 33 idiomas.
                El protagonista es un escritor, Marcus Goldman, que para hacer frente a un “bloqueo”, decide visitar al que había sido su mentor y profesor, Harry Quebert, el cual vive en el pueblo (ficticio) de Aurora, en New Hampshire, Estados Unidos. Tras la visita, es descubierto el cuerpo enterrado de una chica de quince años que llevaba más de treinta desaparecida. Es ahí cuando comienza la historia.
                La forma en que está contada la historia es bastante original. Mezcla el presente en primera persona con flashbacks, contados en tercera persona. Los saltos son discontinuos, pero siguen un hilo argumental que hacen difícil perderse al lector.
                Es una obra de misterio. Un thriller. Está contada de una forma que veo  repetirse cada día más, tanto en literatura como en el cine: vueltas y vueltas a la trama, y acabando cada capítulo con un cliffhanger, que deja al lector deseando seguir para saber qué ocurre a continuación.
                Los personajes están bien diferenciados, pero desde mi punto de vista, no muy bien construidos. Los rasgos que los definen parten de un cliché y después se han exagerado en exceso, lo que da lugar a conversaciones que me han parecido, en ocasiones forzadas, en otras ocasiones infantiles o poco creíbles. El protagonista se salva de ese defecto, no tiene unos rasgos tan exagerados. Además, al contarlo en primera persona, es el guía que acompaña al lector durante la investigación del misterio: ¿Qué pasó con Nola Kellergan (la chica desaparecida)?
                El ambiente está muy logrado. Es fácil ver ese pequeño pueblo y los alrededores a través de la descripción, pero por otra parte, se echa en falta algo, porque conforme avanza la historia, da la sensación como si todo el pueblo estuviera compuesto sólo por los distintos personajes de los que habla (alrededor de una docena), y nadie más, y como si los únicos lugares del pueblo fueran donde habitan y trabajan esos personajes, y no hubiera nada ni nadie más.
                Hasta ahí el análisis técnico. Ahora, sin fastidiar la historia para el que no la ha leído, explicaré lo que he sentido leyendo esta novela de 670 páginas.
                Es adictiva, lo reconozco. Muy adictiva. No se me ha hecho nada pesada, y cada página me impulsaba a seguir leyendo. La historia además es interesante.  Aunque tiene algunos fallos narrativos, no son demasiado importantes.
                Una de las herramientas de las que ha abusado el autor es de los giros. Esta novela no es una novela policiaca donde hay unas pistas que apuntan hacia el final de la historia, sino la narración de unos hechos que apuntan a otros hechos, y poco a poco se va desvelando toda la historia. Es difícil saber cómo acaba, ya que a cada paso va apareciendo información nueva. Y, en cuento a la información ya pasada, aunque está ligada con la historia, el protagonista no trabaja sobre ella para avanzar en la investigación, sino que son las circunstancias las que hacen que el protagonista avance, lo que hace que sea más reactivo que proactivo. Van sucediendo cosas, y el protagonista reacciona. El abuso del autor consiste en incluir un exceso de esas “cosas” que van sucediendo, porque muchas de ellas son casualidades, que si bien hacen interesante la historia, a mí personalmente no me gustan. Que un avance en una investigación se dé por casualidad, en lugar de por causalidad, no me gusta nada. La culpa la tiene Sherlock Holmes, que me enseñó que las casualidades no existen.
                En cualquier caso, es una buena historia, interesante y bien narrada. No se puede considerar una obra maestra, pero es bastante recomendable.