jueves, 9 de enero de 2014

La marca del meridiano, de Lorenzo Silva

                Esta novela es la última publicada hasta el momento de la serie de Bevilacqua y Chamorro. Ganó el Premio Planeta en 2012.
                Al igual que el resto de la serie, está escrita en primera persona, desde el punto de vista de Rubén Bevilacqua, brigada de la Unidad Central de la Guardia Civil, encargado de la investigación de homicidios junto a sus dos compañeros, Virginia Chamorro y Juan Arnau.
                En esta ocasión, la investigación trata sobre el homicidio de un  antiguo conocido de Bevilacqua, al que encuentran colgado de un puente con signos de tortura. Esta víctima no solo era también Guardia Civil, sino que había sido tutor de Bevilacqua durante su estancia en Barcelona.
                La historia está ambientada en Cantabria, La Rioja y, sobre todo, en Cataluña, que es por donde se tendrán que mover los protagonistas para avanzar con su investigación.
                La narración sigue el mismo estilo que las anteriores entregas. Prosa directa y fácil de entender, conversaciones muy naturales y muy explícitas, sin adornos ni parafernalia. Y en cuanto a los pensamientos del protagonista, que a su vez es el narrador… bueno, yo siempre he dicho que la novela policiaca sirve como excusa para poner en la parrilla no sólo los dilemas morales que han acabado en un crimen, sino también como crítica ácida de una sociedad que oculta miserias, pero que no por eso dejan de estar ahí. En este caso, el protagonista, que ya ha vivido alguna que otra experiencia de las que dan que pensar, tiene algunos momentos en que deja ver su personalidad y su historia a través de sus reflexiones sobre la vida, sobre la sociedad y sobre la moral.
                Los personajes que aparecen en la historia están muy bien caracterizados, si bien hay una cierta tendencia al maniqueísmo, que se intenta suavizar dando a los personajes algunos comportamientos que no parecen estar del todo acordes con el papel que representan en la historia. Pese a ese pequeño defecto, los personajes son muy humanos y muy creíbles.
                En esta novela es quizás en la que más se descubre el protagonista, pues al investigar a alguien que formó parte de su pasado, se va desvelando a sí mismo, y al final, el título de la obra cobra pleno sentido, en relación no sólo al lugar físico que aparece por ahí, sino al interior del mismo protagonista.
                Respecto al resto de la serie, o al menos los que he leído de la misma (la mitad), esta historia me ha parecido un poco más floja. La resolución del caso me ha parecido algo precipitada, aunque siempre he mantenido que en una novela policiaca, la resolución del caso no es más que un adorno para lo que en realidad es la verdadera historia. En este caso, el final aparece casi de improviso.
                No creo que haya ganado el Premio Planeta por ser la mejor obra de la serie, pero sin duda, me alegra que Lorenzo Silva lo haya recibido, porque me parece un gran escritor y porque me ha hecho disfrutar con la lectura de sus obras. Por mi parte, supondré que lo ha recibido por su trayectoria como escritor, que espero que continúe al mismo nivel durante muchos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario