jueves, 14 de agosto de 2014

Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez

                El Premio Nobel de Literatura no se lo dan a cualquiera, y tras leer Cien años de soledad, doy mi aprobación a quienes decidieron otorgarlo a Gabriel García Márquez, el autor, cuyo arte da una de sus mejores muestras en esta novela.
                Cien años de soledad es una obra fuera de lo común, de las que se sale de los estándares y parece funcionar con otras normas. Si bien el análisis técnico que voy a hacer es bastante convencional, definir los puntos en los que sobresale me llevaría a varias horas de escritura, y no es esa mi intención en este blog.
                El narrador cuenta la historia en tercera persona. No aplica juicios de valor, simplemente narra los hechos desde su conocimiento de cómo sucedió todo. A veces usa un toque humorístico, pero en general es bastante “higiénico”, no se nota su presencia, y no contamina la historia con sus opiniones.
                Respecto al ambiente: todo tiene lugar en un lugar indeterminado y ficticio llamado Macondo. El hecho de que sea ficticio no quiere decir que no tenga una base real, pues la tiene, y bien sólida. Podría ser la descripción de cualquier aldea situada en algún lugar de Iberoamérica. Macondo es una aldea fundada por los personajes de la historia, y es ahí y en sus alrededores donde vivirán sus andanzas.
                En cuanto a los personajes, no son otros que los fundadores de dicha aldea y sus generaciones posteriores. La familia Buendía-Iguarán son los protagonistas. Si ahora mismo me preguntaran cuáles son los mejores personajes que me he encontrado en una novela, técnicamente diría que éstos, los de Cien años de soledad. Rebosan humanidad, pasión por lo que hacen, tristeza, soledad… todo aquello que los hace tan humanos como si estuvieran vivos de verdad. Desde mi punto de vista, de ahí proviene la fortaleza de la historia, de esos personajes con vida propia, sus sufrimientos, sus alegrías (no muchas en esta historia, todo hay que decirlo) y su relación con el entorno.
                De los personajes viene uno de los “fallos” de la novela que yo no veo como tal. Al igual que en la vida real, los descendientes suelen heredar el nombre de los padres, abuelos…, y eso hace que muchos de los personajes compartan nombre y apellido, lo cual hace fácil que el lector se pierda entre los personajes. Para agravar la situación, la trama no es lineal, sino hay saltos en el tiempo hacia atrás y hacia adelante, con lo que a veces es fácil confundir a un personaje con su abuelo, o con su hijo. Simplemente estando atento, se limita esta confusión, pero reconozco que en algún momento yo también me he quedado sin saber de quién se estaba hablando.
                La historia, como ya he dicho, trata sobre lo que sucede en Macondo, y eso es todo, que no es poco. La evolución de la vida ahí, desde la creación de la aldea, ofrece alguna conexión puntual con sucesos reales, y el tratamiento de los mismos es magistral. Aparecen temas que dan mucho que pensar sobre patriotismo, religión, valores morales, familia… también aparecen mezclados sucesos fantásticos, pero están tan entrelazados con la historia y son tan cotidianos para los personajes, que no destacan entre el resto de lo que sucede.
                Me ha gustado esta lectura, la he disfrutado. Era muy fácil entrar dentro del escenario que planteaba el narrador y vivir la historia. En cuanto al tamaño, no llega las 500 páginas, por lo que la considero de tamaño medio, y no le falta ni le sobra nada. Recomendada.

viernes, 13 de junio de 2014

El hombre de hielo (confesiones de un asesino de la mafia), de Philip Carlo

                El hombre de hielo es una novela “basada en hechos reales”. Cuenta la historia de Richard Kuklinski, un sicario de la mafia que, según su testimonio, llegó a asesinar a más de doscientas personas. La novela fue publicada en 2006, y posteriormente, la cadena estadounidense HBO hizo tres documentales donde se analiza personalmente, y con entrevistas cara a cara, al personaje cuyas hazañas aparecen descritas en el libro.
                Philip Carlo realizó biografías de personajes controvertidos del mundo del hampa, y también publicó algunas novelas. Murió enfermo en 2010 a la edad de 61 años.
                La novela está narrada como un documental, si bien entra dentro de la cabeza del protagonista para expresar sus emociones, pensamientos y reflexiones respecto a algunas de sus vivencias.
                La acción tiene lugar en Estados Unidos, y se reparte por varias zonas del país, aunque está centrada en Nueva Jersey y alrededores de Nueva York, que fue por donde más se movió el protagonista. También hay viajes a Europa y Sudamérica, todos “por trabajo”.
                En cuanto a los personajes, salvo el del protagonista, los demás son nombres ficticios, pero que corresponden a personajes reales. Richard Kuklinski, desde la cárcel, explica su vida desde que la recuerda. No debe extrañar si digo que su vida estaba llena de violencia desde el principio, y que se describe con gran abundancia de detalles todo lo que él recuerda. Se define a sí mismo como es, y no como le gustaría ser, y eso es un punto a favor de la narración.
Respecto al estilo, todo está narrado por el autor, que en algunos momentos hace pausas para explicar cómo llevó a cabo su labor de investigación con el personaje. Incluye opiniones suyas y también del protagonista sobre la historia, con lo que la obra acaba siendo una biografía en la que, aunque el narrador intenta quedar fuera, a veces interviene para pedir al protagonista que profundice más en su exposición.
El ritmo es frenético. La acción se va sucediendo continuamente, y aunque haya elipsis, los hechos son narrados en orden cronológico. En este aspecto, hay un detalle que me ha parecido literariamente poco trabajado: el de avanzar acontecimientos, o el de repetir continuamente algunos hechos o frases para dar énfasis. Supongo que se hacía con la intención de crear expectación, pero no considero que sea necesario: la historia puede avanzar bien sin necesidad de dar más información de la necesaria. Testimonio de ello es que, a pesar de tener más de 500 páginas, me ha parecido corta.
La historia me ha resultado inquietante. Inquietante porque podría ser una buena historia sobre un asesino, pero no es una historia: ha sucedido realmente. No me extraña que los psicólogos se vuelvan locos intentando esclarecer cómo el mundo llega a dar como fruto a una criatura de este tipo. Aquí se ve la parte humana, y también la inhumana, entremezcladas. Sorprende la falta de hipocresía (punto bueno) y la falta de empatía (punto malo) del protagonista. Personalmente, más allá de los hechos, me ha caído como un jarrón de agua fría descubrir ese mundo que existe, aunque a mí me es ajeno.
La calidad literaria deja mucho que desear, pero sin duda, la historia merece dedicarle tiempo a su lectura. No lo recomiendo para la gente aprensiva, pero para los demás, sobre todo a los aficionados a novela policíaca, no debería dejar de leerlo, para ver un caso real “del otro lado”.

Zorba, el griego, de Nikos Kazantzakis

                En 1946 el autor griego Nikos Kazantzakis publicó la novela Zorba, el griego, la cual vería la luz en el cine el año 1964, casi dos décadas después, y fue ahí cuando aumentó su popularidad.
                El autor vivió en una época turbulenta, y su ajetreada vida junto con su búsqueda filosófica, quedan bien plasmadas en esta obra suya, donde refleja tanto su vida y experiencia como sus reflexiones.
                Comenzando por los personajes, están muy bien creados y puestos en escena. Hay dos protagonistas: el narrador: un aficionado a la literatura y filosofía que decide dar un giro a su vida intelectual, y por otra parte, el que da nombre al libro: Alexis Zorba, un viejo de 65 años con una amplia experiencia, que se une al protagonista/narrador en esa nueva etapa de su vida que pretende emprender.
                Tras el comienzo, ambos protagonistas se desplazan a Creta, donde tendrá lugar la mayor parte de la historia. Allí llevarán a cabo un proyecto que no será más que una excusa para fortalecer la alianza que se va creando entre ambos conforme avanza la historia.
                Las gentes de Creta quedan como personajes secundarios, pero no por ello carecen de profundidad. El autor les ha puesto una humanidad que, aunque en algunos momentos es exagerada, deja ver una forma de vivir y de comportarse que puede contrastarse con nuestra sociedad actual. De hecho, el ambiente me ha recordado mucho a lo que se vivía en cualquier pueblo de por aquí hace algunas décadas.
                El núcleo de la historia está en las reflexiones de Zorba, que con sus años de experiencia, explica su visión del mundo y de las personas. Y lo hace desde una inteligencia básica, “de andar por casa”, pero con una profundidad que, sin duda, convierte a la historia en algo más que un paseo por un hermoso paisaje.
                Hay muchos temas tratados, pero yo me quedo con la libertad y la búsqueda de la felicidad. Y esta novela las describe a la perfección. La historia, que llega a un final apoteósico, me ha sentado como un guantazo en la cara, para espabilarme de la rutina en la que, poco a poco, todos acabamos cayendo.
                En cuanto al ritmo, según mi punto de vista, tiene algunas deficiencias. Hay momentos de la historia que se hacen un poco lentos o pesados, pero son escasos y no muy amplios, así que esta lectura, de 300 páginas, es bastante agradable, salvo por esos pequeños momentos.
                Personalmente, es una lectura que me ha levantado el ánimo, y por otra parte, he ampliado mi repertorio incluyendo algún autor griego moderno, que no conocía a muchos, pese a que sí he leído gran cantidad de los clásicos.
                Como diría Zorba, se puede decir mucho más de esta historia, pero es difícil hacerlo escribiendo o hablando. Para que lo comprendierais bien, tendría que bailarlo.
                Leedlo, no os defraudará.

lunes, 14 de abril de 2014

Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift

                Los viajes de Gulliver fue publicada en 1726, del autor Jonathan Swift. En la actualidad, es una obra muy conocida que ya forma parte de la cultura popular (¿quién no conoce el país de Liliput, poblado por seres diminutos?).
                El médico Lemuel Gulliver es el protagonista, y el que cuenta la historia en primera persona. Amante de los viajes y la navegación, la novela consta de cuatro partes, en cada una de las cuales Gulliver narra uno de sus viajes a países exóticos.
                La historia es muy imaginativa y fantástica, apta para niños. Pero eso es sólo la primera impresión. Por medio de comparaciones entre los países que visita y su Inglaterra natal, el viajero pone de manifiesto una feroz crítica contra la sociedad, realzando lo mejor y lo peor de la misma. A medida que se avanza en la historia, la crítica se hace cada vez más patente, hasta llegado el final donde las comparaciones y las críticas llegan al extremo de parecer un folletín de propaganda política, donde se adentra en terrenos utópicos poco aplicables en la vida real, pero moralmente deseables.
                Me asombra ver que la crítica que subyace en las vivencias de Gulliver, pese a haber pasado tres siglos desde su publicación, son perfectamente aplicables a día de hoy, si bien la monarquía tal como la describe, goza actualmente de menos poder que entonces (o al menos, eso parece). Eso da que pensar que los problemas políticos y sociales evolucionan poco, pero están enquistados desde hace bastante tiempo.
                Antes de leerlo pensaba que era un libro infantil/juvenil, pero me ha sorprendido comprobar su complejidad. No creo que un niño pueda llegar a ver esa complejidad, pero sin embargo, la historia cuenta con muchos elementos que deben ser bastante atractivos y que estimularán la imaginación de cualquiera, por lo que lo considero una obra que bien puede estar a su alcance.
                Con esta historia, creo que debe pasar como con El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, que según en el momento de la vida en que se lee, transmite una información u otra distinta, más rica y elaborada.
                En cuanto al ambiente, evoca a esas novelas de aventuras, de viajes a lo desconocido (como podría ser El corazón de las tinieblas, de Conrad). Es un  ambiente que a mí, particularmente, me gusta mucho. Ese romanticismo de viajes por mares desconocidos, lugares inhóspitos donde nadie ha llegado, tierras nuevas y gentes extrañas por conocer. Eso es lo que hay en Los viajes de Gulliver.
                En lo que respecta al ritmo, está muy conseguido. El paso del tiempo va acorde con la narración, y cada uno de los viajes está perfectamente diferenciado por el retorno a casa del protagonista.
                A los que disfruten con las novelas de aventuras, no saldrán defraudados con ésta. Aun conociendo de qué va cada uno de los viajes (por haber tantas referencias a esta historia), siempre es más rica en detalles la historia original que los filtros que llegan por otros medios, sea televisión, sea tradición oral.
                Un clásico muy recomendable, y que da que pensar.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Lolita, de Vladimir Nabokov

                Me resulta sorprendente la novela Lolita, no sólo por la historia en sí, sino por cómo está escrita, y por todo lo que rodeó su publicación. Pero vayamos por partes:
                El autor, Vladimir Nabokov, era ruso de nacimiento, pero se nacionalizó en Estados Unidos. Aunque empezó escribiendo en ruso, Lolita fue escrita en inglés, y publicada en París por primera vez en 1955. Tiene 392 páginas de extensión.
                El argumento no creo que resulte una sorpresa para nadie si digo que trata de la relación/obsesión de un hombre de mediana edad con una niña de doce años (y ya no digo nada más de la historia en esta reseña).
                El protagonista es Humbert Humbert, un hombre de mediana edad, europeo, que va a vivir a Estados Unidos. Él mismo es el narrador. He ahí el gran punto fuerte de esta novela: está contada en primera persona, y detalla los pensamientos e impresiones del protagonista. Es por ello que la historia es totalmente subjetiva. El difícil diseño de la psicología de ese personaje hace que desde el principio el lector se dé cuenta de que no está ante un narrador fiable, lo cual se confirma conforme se avanza en la lectura. Por sus descripciones se deduce qué clase gente le cae bien o no, así como la tendencia a justificar sus actos continuamente, o su alta autoestima.
                Al resto de los personajes sólo se les conoce, como no puede ser de otra forma, desde su punto de vista, y de esta forma es como el lector se irá haciendo una idea de qué clase de persona es ese narrador.
                El ambiente está muy bien definido. El narrador no escatima en detalles irrelevantes y en descripciones con tintes a veces poéticos, a veces cínicos y otras veces realistas sobre el mundo que lo rodea. Su formación literaria hace que su narración esté llena de metáforas, reflexiones rebuscadas, ornamentos. Ello sitúa al lector en un lugar concreto con unas circunstancias concretas, fáciles de imaginar.
                Ya ha quedado definido en el anterior párrafo el estilo, al cual hay que sumar los toques humorísticos, que no son tratados como tales por el narrador, pero que así los percibirá el lector. En cualquier caso, el protagonista cuenta con un estilo peculiar de contar su historia. Como he dicho, desde mi punto de vista es uno de los detalles más destacables de la novela.
                Al principio se me hizo pesada. Es una historia rara de leer, pues el narrador me daba la sensación de estar intentando venderme algo, hasta que poco a poco empecé a ver “lo que había detrás del telón”. Porque esta historia tiene varias lecturas. El tema que yo veo principal es cómo la aberración convive con la normalidad sin que se note su presencia, aunque, como he dicho, cualquiera puede ver algo totalmente distinto, o más destacable.
                Calculo que a partir de la mitad de la novela, ésta se vuelve cada vez más interesante. Ése es el momento en que la experiencia del lector empezará a ser más rica, una vez conocidos los personajes y viendo cómo reaccionan a lo que sucede.
                Al final de la novela, el autor detalla los pormenores de su publicación. Me ha parecido muy interesante, porque retrata lo que todo el mundo se puede imaginar: que hubo problemas para editarla, que le acechaba la censura, que hubo quien confundió los pensamientos del autor con los de sus personajes, que se catalogó como pornográfica (cuando cualquier novela actual tiene escenas de sexo mucho más explícitas que las que pueden aparecer ahí), etc.
                Aunque, como he dicho, ha habido momentos que me han resultado pesados, literariamente es una obra maestra. Es admirable lo bien escrita que está, y más aún teniendo en cuenta que el inglés no era la lengua materna del autor.
                Recomiendo encarecidamente su lectura. En cuanto a las películas que hay de esta historia, sabiendo que se han hecho en Hollywood, dudo mucho que hagan justicia a la novela, y menos aún sabiendo la doble moral que impera por esos lares (y por todo el mundo, me temo).

viernes, 7 de marzo de 2014

La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker

                El autor suizo Joël Dicker ha conseguido un fenómeno editorial con la que es su segunda novela, La verdad sobre el caso Harry Quebert. Aparte de haber sido un éxito de ventas, ha recibido varios premios literarios.
                Fue publicada en francés en 2012, pero no se pudo disfrutar en español hasta 2013, una vez consagrada y decidida su traducción a, según se dice, 33 idiomas.
                El protagonista es un escritor, Marcus Goldman, que para hacer frente a un “bloqueo”, decide visitar al que había sido su mentor y profesor, Harry Quebert, el cual vive en el pueblo (ficticio) de Aurora, en New Hampshire, Estados Unidos. Tras la visita, es descubierto el cuerpo enterrado de una chica de quince años que llevaba más de treinta desaparecida. Es ahí cuando comienza la historia.
                La forma en que está contada la historia es bastante original. Mezcla el presente en primera persona con flashbacks, contados en tercera persona. Los saltos son discontinuos, pero siguen un hilo argumental que hacen difícil perderse al lector.
                Es una obra de misterio. Un thriller. Está contada de una forma que veo  repetirse cada día más, tanto en literatura como en el cine: vueltas y vueltas a la trama, y acabando cada capítulo con un cliffhanger, que deja al lector deseando seguir para saber qué ocurre a continuación.
                Los personajes están bien diferenciados, pero desde mi punto de vista, no muy bien construidos. Los rasgos que los definen parten de un cliché y después se han exagerado en exceso, lo que da lugar a conversaciones que me han parecido, en ocasiones forzadas, en otras ocasiones infantiles o poco creíbles. El protagonista se salva de ese defecto, no tiene unos rasgos tan exagerados. Además, al contarlo en primera persona, es el guía que acompaña al lector durante la investigación del misterio: ¿Qué pasó con Nola Kellergan (la chica desaparecida)?
                El ambiente está muy logrado. Es fácil ver ese pequeño pueblo y los alrededores a través de la descripción, pero por otra parte, se echa en falta algo, porque conforme avanza la historia, da la sensación como si todo el pueblo estuviera compuesto sólo por los distintos personajes de los que habla (alrededor de una docena), y nadie más, y como si los únicos lugares del pueblo fueran donde habitan y trabajan esos personajes, y no hubiera nada ni nadie más.
                Hasta ahí el análisis técnico. Ahora, sin fastidiar la historia para el que no la ha leído, explicaré lo que he sentido leyendo esta novela de 670 páginas.
                Es adictiva, lo reconozco. Muy adictiva. No se me ha hecho nada pesada, y cada página me impulsaba a seguir leyendo. La historia además es interesante.  Aunque tiene algunos fallos narrativos, no son demasiado importantes.
                Una de las herramientas de las que ha abusado el autor es de los giros. Esta novela no es una novela policiaca donde hay unas pistas que apuntan hacia el final de la historia, sino la narración de unos hechos que apuntan a otros hechos, y poco a poco se va desvelando toda la historia. Es difícil saber cómo acaba, ya que a cada paso va apareciendo información nueva. Y, en cuento a la información ya pasada, aunque está ligada con la historia, el protagonista no trabaja sobre ella para avanzar en la investigación, sino que son las circunstancias las que hacen que el protagonista avance, lo que hace que sea más reactivo que proactivo. Van sucediendo cosas, y el protagonista reacciona. El abuso del autor consiste en incluir un exceso de esas “cosas” que van sucediendo, porque muchas de ellas son casualidades, que si bien hacen interesante la historia, a mí personalmente no me gustan. Que un avance en una investigación se dé por casualidad, en lugar de por causalidad, no me gusta nada. La culpa la tiene Sherlock Holmes, que me enseñó que las casualidades no existen.
                En cualquier caso, es una buena historia, interesante y bien narrada. No se puede considerar una obra maestra, pero es bastante recomendable.

jueves, 27 de febrero de 2014

Doctor Sueño, de Stephen King

                Han pasado más de treinta años desde la publicación de El resplandor, una de las obras más emblemáticas del autor de terror y misterio Stephen King. Doctor Sueño, publicada en 2013, es la continuación de la historia.
                A lo largo de sus más de seiscientas páginas, el narrador cuenta lo sucedido con los personajes protagonistas de El resplandor. Dan Torrance, el niño que tenía poderes psíquicos, vuelve a ser el protagonista en Doctor Sueño. Su transición a la vida adulta y lo que sucedería con esos poderes es la idea de base que usó el autor para montar esta historia.
                Los personajes son los principales de la anterior obra, aunque se añadirán algunos nuevos, destacando una niña con los mismos poderes que Dan. Juntos vivirán el núcleo de la historia.
                La construcción de los personajes es muy precisa y está muy lograda. Las motivaciones de los mismos, así como su carácter, están muy bien definidos. Se nota la veteranía del autor.
                El ambiente donde tiene lugar la historia corresponde a la América rural. No aparecen las grandes ciudades, sino lugares más comunes. Personajes comunes con trabajos comunes y vidas totalmente normales, salvo por los detalles que van apareciendo en torno a los protagonistas.
                Al contrario de lo que sucede en otras novelas del autor, no he encontrado ese ambiente tenebroso, donde el peligro acecha a cada momento y los personajes son presa de una inquietud y un estado de alerta continuo. Hay peligro, y elementos sobrenaturales, pero están tan incrustados dentro de la historia que, en mi caso, no he sentido esa opresión que sentí leyendo, por ejemplo El resplandor, Misery, El misterio de Salem’s Lot o It.
                Quiero destacar con ello que no he sentido ese halo de misterio o terror en esta historia, pero eso no quiere decir que los elementos que la componen no tengan calidad, al contrario. La historia tiene un ritmo que engancha. He pasado por los capítulos queriendo en todo momento saber más de lo que está pasando, y saber lo que pasaría a continuación. Es por ello que, pese a ser un libro algo voluminoso, lo he leído rápido. La maestría del autor la demuestra dosificando la información, alternando momentos de intriga con cambios de ambiente y de personajes, haciendo uso de los famosos cliffhanger, que dejan al lector en todo momento queriendo seguir leyendo.
                Tengo pendiente la que el autor considera su mejor obra: La torre oscura. Espero ponerme pronto con ella.
                Como resumen, diré que la historia está bien, pero desde mi punto de vista no llega a tener la calidad de su predecesora: El resplandor, que casi todo el mundo conoce por la cara de loco de Jack Nicholson en la película que, por cierto, es mucho peor que el libro, porque cambia infinidad de detalles importantes y pasa por alto gran parte de la historia… y ello sin contar que el final no es el mismo. Pero entre cine y literatura siempre existirá ese abismo, que por algo son dos formas distintas de arte.

martes, 21 de enero de 2014

El anillo, la herencia del último templario, de Jorge Molist

                El anillo, la herencia del último templario fue finalista del Premio de novela histórica Alfonso X el Sabio en 2004.
                El autor, Jorge Molist, trata el tema de la desaparición de los templarios en esta obra, ambientada en la actualidad. La historia trata de una búsqueda, y a lo largo de esa búsqueda durante el presente, irán apareciendo detalles del pasado (lo que corresponde a la parte histórica de la novela, desde mi punto de vista, lo mejor de esta obra).
                Los personajes no dejan de ser clichés, de los que tanto se abusa en los best-sellers, y es que esta novela cumple punto por punto mi imagen mental de cómo se construye un best-seller, no sólo con los personajes. La protagonista, que es la narradora en primera persona, es una abogada con una trayectoria formidable, y con un futuro bastante prometedor. Trabaja en Nueva York, donde está a punto de casarse con su prometido, un rico agente de bolsa neoyorkino. Esa imagen me rechina de haberla visto en innumerables historias, tanto escritas como audiovisuales (cliché). Otro de los personajes principales es un profesor universitario de Historia, que lleva un estilo de vida bohemio a pesar de ser de una acaudalada familia de Barcelona. El resto de los personajes son más cliches: el malo malísimo, la señora mayor que lo sabe todo, la madre preocupada por los problemas en que se puede meter su hija, etc. Sin duda, la construcción de los personajes no es uno de los puntos fuertes de esta novela.
                La historia comienza cuando la protagonista, el día de su cumpleaños, recibe  dos anillos: uno de compromiso de su prometido, y otro que le llega desde Barcelona, entregado por un extraño de parte de su padrino, que había muerto muchos años atrás. La entrega de este anillo dará lugar a varios sucesos que removerán toda la vida de la protagonista y desencadenarán una búsqueda para averiguar qué significa ese anillo.
                El ambiente está muy logrado. La historia comienza en Nueva York, pero pronto cambia de escenario y se desplaza a Barcelona, donde tendrá lugar la mayor parte de la historia. Es fácil dejarse llevar por la visión de la protagonista y contemplar desde sus ojos la ciudad y el resto de lugares que visita, descritos con gran realismo.
                En cuanto a las situaciones y los resortes dramáticos usados, me parecen bastante pobres. Hay muchas actuaciones que me resultan forzadas o irreales, y algunos sucesos demasiado peliculeros. Escenas-cliché, y no de las buenas, sino de las que más odio en una historia, es decir, Deus ex machina. Desde mi punto de vista, esto resta calidad a la obra.
                En cuanto a la investigación histórica que acompaña a la trama argumental, es muy interesante pese a los defectos anteriormente descritos.
                El estilo es muy pulcro y limpio, lo que hace que la lectura sea agradable. Y respecto al ritmo, es muy fluido, la historia avanza sin interrupciones.
                Como resumen, diré que he leído novelas históricas mejores, que ésta tiene algunos defectos que no son graves y que se ven compensados por otros puntos muy favorables, lo que hace que su lectura sea entretenida. En cuanto al tema de los templarios, de lo que no he indicado nada en la reseña, diré simplemente que es el punto fuerte de la obra, sin añadir más detalles.

jueves, 9 de enero de 2014

Pequeño hermano, de Cory Doctorow

                Pequeño hermano es una novela de ciencia ficción publicada en 2008, en principio destinada al público juvenil. Digo “en principio” porque la historia tiene bastante chicha para que el público sea más amplio de lo que parece a simple vista, pero vayamos por partes.
                El autor, Cory Doctorow, nació en Canadá, pero actualmente cuenta con nacionalidad británica, es un conocido activista a favor de la liberalización del copyright.
                Comenzando por el título, es un homenaje a la obra de George Orwell 1984, donde aparece el Gran Hermano (que tanto daño ha hecho a las neuronas de los espectadores del programa de televisión del mismo nombre). El protagonista de Pequeño hermano usa como alter ego el nombre de w1n5t0n (Winston, como el protagonista de 1984). Son unos pequeños guiños a la obra maestra de Orwell, con la que comparte cierto paralelismo.
                El protagonista, Marcus Yallow, es un adolescente aficionado a las nuevas tecnologías y obsesionado con la privacidad. En el instituto donde estudia se van implantando normas de control que él investiga cómo eludir, para que no se atente contra su intimidad. Su grupo de amigos comparten las mismas preocupaciones.
                La historia está íntegramente ambientada en San Francisco, y todo comienza cuando Marcus y sus amigos son testigos de un atentado terrorista en uno de los puentes de la ciudad. A partir de ese momento, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos toma cartas en el asunto y el protagonista se ve viviendo una historia de terror donde el acto terrorista queda ensombrecido por las medidas que se toman a raíz del mismo.
                La obra es de ciencia ficción porque en ella aparece una tecnología que no existía en su momento (hoy día, sí serían posibles muchas de las cosas que se describen). Mediante la informática, las redes sociales y las telecomunicaciones, el protagonista libera su guerra particular contra los que quieren despojarlo de su privacidad.
                Los personajes principales son Marcus, sus amigos, sus padres (que también tienen un papel muy importante en la obra, por la diferencia generacional y su forma de pensar). El protagonista es un hacker, y está bien caracterizado como tal, haciendo honor a su esencia: la de descubrir debilidades en los sistemas para demostrar su inutilidad o para aprovecharse de esa debilidad. Esas son las armas de las que hace uso el protagonista.
                Sin desvelar nada más de la historia, son muchos los temas que trata, y muy interesantes. La historia está montada como una especie de “¿Qué pasaría si…?”, y el análisis hecho por el autor, no sólo es brillante, sino que da mucho que pensar, sobre todo para los que hemos vivido cómo ha cambiado el mundo desde el atentado del 11-S, en cuanto a lo que seguridad se refiere. Esta historia ahonda aún más en todo eso. Su tema principal, según mi punto de vista es privacidad contra seguridad. Pero también hay múltiples reflexiones sobre los abusos de poder, ética, y sobre lo pernicioso que es dejarse llevar o aplicar la fuerza creyendo que se sirve a una causa mayor. Todo eso y mucho más es lo que aparece ahí, por eso he dicho al principio que, aunque los protagonistas sean adolescentes y la historia se vea desde su punto de vista, lo que sucede y cómo se trata, dará que pensar a cualquiera.
                La obra de Orwell me dio mucho que pensar y aún me sigue dando. El control y manipulación que él imaginó al escribirla, en su tiempo estaba muy lejano, pero hoy día cualquiera puede ver que poco a poco está llegando, y Pequeño hermano es una muestra de que está más cerca de lo que parece.
                Obra muy recomendable para los adolescentes que aún no se plantean las repercusiones de sus actos en la redes sociales o el poder que hay detrás, o incluso lo que es un Gobierno, y también para los adultos que pueden estar desactualizados sobre ciertos temas que, nos guste o no, forman parte del mundo en que vivimos.

La marca del meridiano, de Lorenzo Silva

                Esta novela es la última publicada hasta el momento de la serie de Bevilacqua y Chamorro. Ganó el Premio Planeta en 2012.
                Al igual que el resto de la serie, está escrita en primera persona, desde el punto de vista de Rubén Bevilacqua, brigada de la Unidad Central de la Guardia Civil, encargado de la investigación de homicidios junto a sus dos compañeros, Virginia Chamorro y Juan Arnau.
                En esta ocasión, la investigación trata sobre el homicidio de un  antiguo conocido de Bevilacqua, al que encuentran colgado de un puente con signos de tortura. Esta víctima no solo era también Guardia Civil, sino que había sido tutor de Bevilacqua durante su estancia en Barcelona.
                La historia está ambientada en Cantabria, La Rioja y, sobre todo, en Cataluña, que es por donde se tendrán que mover los protagonistas para avanzar con su investigación.
                La narración sigue el mismo estilo que las anteriores entregas. Prosa directa y fácil de entender, conversaciones muy naturales y muy explícitas, sin adornos ni parafernalia. Y en cuanto a los pensamientos del protagonista, que a su vez es el narrador… bueno, yo siempre he dicho que la novela policiaca sirve como excusa para poner en la parrilla no sólo los dilemas morales que han acabado en un crimen, sino también como crítica ácida de una sociedad que oculta miserias, pero que no por eso dejan de estar ahí. En este caso, el protagonista, que ya ha vivido alguna que otra experiencia de las que dan que pensar, tiene algunos momentos en que deja ver su personalidad y su historia a través de sus reflexiones sobre la vida, sobre la sociedad y sobre la moral.
                Los personajes que aparecen en la historia están muy bien caracterizados, si bien hay una cierta tendencia al maniqueísmo, que se intenta suavizar dando a los personajes algunos comportamientos que no parecen estar del todo acordes con el papel que representan en la historia. Pese a ese pequeño defecto, los personajes son muy humanos y muy creíbles.
                En esta novela es quizás en la que más se descubre el protagonista, pues al investigar a alguien que formó parte de su pasado, se va desvelando a sí mismo, y al final, el título de la obra cobra pleno sentido, en relación no sólo al lugar físico que aparece por ahí, sino al interior del mismo protagonista.
                Respecto al resto de la serie, o al menos los que he leído de la misma (la mitad), esta historia me ha parecido un poco más floja. La resolución del caso me ha parecido algo precipitada, aunque siempre he mantenido que en una novela policiaca, la resolución del caso no es más que un adorno para lo que en realidad es la verdadera historia. En este caso, el final aparece casi de improviso.
                No creo que haya ganado el Premio Planeta por ser la mejor obra de la serie, pero sin duda, me alegra que Lorenzo Silva lo haya recibido, porque me parece un gran escritor y porque me ha hecho disfrutar con la lectura de sus obras. Por mi parte, supondré que lo ha recibido por su trayectoria como escritor, que espero que continúe al mismo nivel durante muchos años.