jueves, 12 de abril de 2012

Saga del capitán Alatriste, de Arturo Pérez Reverte

                Aunque me falta aún el último publicado hasta la fecha: “El puente de los asesinos”, la lectura de los seis primeros títulos la considero suficiente para elaborar una crítica que no creo que vaya a cambiar mucho con la lectura del último, al cual dedicaré un post aparte.
                La saga del capitán Alatriste  la considero enmarcada dentro de la novela histórica y de aventuras. Lo de “histórica” va con ciertos matices, pues si bien se describe con minucioso detalle la vida durante el siglo XVII, dicha parte histórica está usada por el autor para mostrar el telón de fondo, el paisaje en el que tendrán lugar las aventuras de sus personajes. No por ello desmerece la inmensa labor de documentación del autor, que ha llevado la minuciosidad al extremo, describiendo una sociedad, una forma de vida e incluso un lenguaje, que hace que se dibuje en la mente del lector el cuadro de esa Europa del siglo de Oro a la perfección. Por medio del lenguaje, se nos traslada a ese Madrid turbio y peligroso, de callejones oscuros y luchas a capa y espada, o esas trincheras de Flandes, húmedas y frías, inclementes con los soldados, o bien a ese Mediterráneo lleno de corsarios, cristianos u otomanos.
                Arturo Pérez Reverte, junto a su hija, son los autores de esta saga que aún no está concluida. Como he dicho, con un estilo muy acorde para crear la atmósfera de la época, se narra por medio de Ínigo Balboa y Aguirre sus vivencias junto al capitán Diego Alatriste y Tenorio. Ambos pueden considerarse protagonistas de la historia, si bien el primero, que narra en forma autobiográfica y en primera persona, es el que ofrece su visión del segundo, un ex soldado veterano de guerra que se gana la vida como espada de alquiler. El capitán recibe el encargo de criar a Íñigo a la muerte de su padre, compañero de armas en Flandes, y es ahí donde empieza la historia, con la llegada del joven Íñigo a Madrid, al encontrarse con el capitán.
                Los seis títulos de los que hablo no tienen porqué ser leídos en orden, ya que cada uno de ellos es una historia diferente, aunque es recomendable hacerlo, ya que siguen un orden cronológico donde algunos elementos van enlazando y evolucionando a lo largo de la historia. A grandes rasgos, las seis historias son las siguientes:
                -El capitán Alatriste: Comienzo de la historia, ambientado en Madrid. Un trabajo encargado al capitán, en el que se ve involucrado un noble extranjero da pie a toda una serie de problemas
                -Limpieza de sangre: Un encargo mal llevado a término hace que los protagonistas se vean cara a cara con la Inquisición
                -El sol de Breda: La vuelta del capitán al oficio de las armas lo lleva de regreso a Flandes, y a la vida militar
                -El oro del rey: A la vuelta de tierras holandesas, reciben un encargo en Sevilla relacionado con el oro que llega de las Indias
                -El caballero del jubón amarillo: Los líos amorosos del capitán con una renombrada actriz lo hacen enemistarse con cierto pretendiente
                -Corsarios de Levante: Vivencias de los protagonistas a bordo de una galera que patrulla un Mediterráneo en disputa con los turcos
                Aparte de la soberbia atmósfera creada, la obra cuenta con algunos otros detalles interesantes. Valga como ejemplo la relación amor-odio con la “raza española”, a la que en algunos momentos se alaba, y acto seguido muestra los aspectos más zafios y oscuros, la doble moral, la miseria espiritual, los fanatismos… detalles todos ellos presentes hoy día. La crítica está siempre presente a lo largo de la obra. Crítica a los propios españoles, a sus vecinos europeos, a la ignorancia, etc., detalle muy acorde al estilo de Pérez Reverte. Otra de sus novelas ambientada en tiempos de Napoleón, “La sombra del águila”, tiene un gran parecido con las aventuras del capitán Alatriste. Todos aquellos que disfrutaran leyendo esa obra no se verán defraudados leyendo éstas. Y viceversa.
                Dejando de lado que habrá franceses e ingleses que seguramente se indignarían leyendo esta obra, yo la recomiendo encarecidamente. Quedo a la espera de terminar la siguiente, y que publiquen las siguientes para saber cómo termina la obra.